En cada proceso electoral, mostrar el músculo era la fotografía que los partidos políticos mostraban en señal de aceptación, pero ante la crisis sanitaria por el Covid-19, el formato debió ser distinto para cuidar la salud de sus simpatizantes.
Y no lo digo yo, el Instituto Electoral y Participación Ciudadana de Guerrero (IEPCGRO) emitió medidas preventivas para que, tanto partidos políticos y las y los candidatos las aplicaran en este proceso electoral.
Sin embargo, nadie las cumple y tampoco a ningún instituto político o los aspirantes a cargos de elección popular, se les ha sancionado por fomentar las aglomeraciones.
Así es querido lector, en esta jornada electoral en donde estará en juego la gubernatura del estado, los ayuntamientos, las diputaciones locales y federales, las grandes concentraciones es su distintivo.
Pareciera que a los partidos políticos que están compitiendo, se les olvido que las elecciones no se ganan con organizar los mítines más grandes y con la mayor presencia de los ciudadanos.
Lo que cuentan son los votos en las urnas, por tanto, lo que deben de hacer es convencer con sus propuestas a los electores con credencial con fotografía, sin exponer su salud en estos tiempos de pandemia.
El órgano electoral fue claro al pedirles a todas y a todos los actores políticos, que no fomentarán las aglomeraciones y que pidieran a sus simpatizantes a usar el cubrebocas y guardar la sana distancia.
Pero, todos, sin excepción, están haciendo todo lo contrario, en cada acto de campaña llevan acarreados y los colocan en espacios techados, sin que lleven protector facial y sin importarles en lo más mínimo que esto provoque un rebrote de coronavirus.
Lo más delicado, es que el IEPCGRO se ha convertido en un simple espectador y no cumple con su papel de hacer valer la ley, de otro modo, no tendría porque estar documentando toda esta anarquía.
Es cierto, hasta este momento no hay reportes de contagios por la asistencia a los mítines políticos, pero entonces es necesario que se presente un rebrote o mejor prevenir que después lamentar.
¿O usted qué opina querido lector?
