/ jueves 5 de agosto de 2021

La tercera ola de contagios

La emergencia que está viviendo el estado de Guerrero, en particular el puerto de Acapulco, tiene su origen entre los que desprecian el confinamiento y se niegan a respetar las indicaciones de los especialistas, para reducir los contagios de Covid-19.

Esa actitud de franco reto a la autoridad es la que nos tiene postrados en está crisis de salud y que sea más severa está tercera oleada de contagios de Coronavirus, que sigue cobrando la vida de hombres y mujeres.

Los gobiernos federal, estatal y municipal, además, no aprendieron nada de la primera y segunda oleada de contagios, pues, aunque no lo quieran admitir, relajaron las medidas sanitarias.

Hoy que han sido rebasadas las capacidades de clínicas y hospitales, pues no disponen de camas para atender a los enfermos de la pandemia, se debe dar la orden de ser más estrictos con las medidas sanitarias.

¿Pero se pudo haber evitado este escenario de desgracia y muerte? Yo creo que sí, pues si se hubieran aplicado medidas más estrictas, como el cerrar de nuevo centros nocturnos, bares y cantinas, quizá no estuviéramos viviendo está pesadilla.

En lo personal, da tristeza que se entere uno ahora a través de las redes sociales, esos mensajes de condolencias en blanco y negro, por la partida de un familiar, un amigo o un conocido a causa del virus.

Lo malo es que también tengo que prepararme, pues no puedo predecir que no me llegue a contagiar del Covid-19, porque ante esta actitud de oídos sordos de la gente, que se niega a traer el cubrebocas de manera obligatoria y fomenta las aglomeraciones, es más que suficiente para propagar el virus.

Aún hay tiempo de que los tres órdenes de gobierno se pongan las pilas y actúen, con medidas más estrictas, aunque parezcan coercitivas y que se obligue de nuevo a guardar cuarentena.

Evidentemente, que esto afectará la economía de quienes viven al día, pero es preferible a ser contagiados por el patógeno, que ahora es más letal por tratarse de la variante Delta.

Así, que no queda de otra, o cumplimos con los protocolos sanitarios, usando el cubrebocas de manera obligatoria, el gel antibacterial y guardar la sana distancia, o de plano encomenarnos de una vez al creador.

¿O usted que opina querido lector?

La emergencia que está viviendo el estado de Guerrero, en particular el puerto de Acapulco, tiene su origen entre los que desprecian el confinamiento y se niegan a respetar las indicaciones de los especialistas, para reducir los contagios de Covid-19.

Esa actitud de franco reto a la autoridad es la que nos tiene postrados en está crisis de salud y que sea más severa está tercera oleada de contagios de Coronavirus, que sigue cobrando la vida de hombres y mujeres.

Los gobiernos federal, estatal y municipal, además, no aprendieron nada de la primera y segunda oleada de contagios, pues, aunque no lo quieran admitir, relajaron las medidas sanitarias.

Hoy que han sido rebasadas las capacidades de clínicas y hospitales, pues no disponen de camas para atender a los enfermos de la pandemia, se debe dar la orden de ser más estrictos con las medidas sanitarias.

¿Pero se pudo haber evitado este escenario de desgracia y muerte? Yo creo que sí, pues si se hubieran aplicado medidas más estrictas, como el cerrar de nuevo centros nocturnos, bares y cantinas, quizá no estuviéramos viviendo está pesadilla.

En lo personal, da tristeza que se entere uno ahora a través de las redes sociales, esos mensajes de condolencias en blanco y negro, por la partida de un familiar, un amigo o un conocido a causa del virus.

Lo malo es que también tengo que prepararme, pues no puedo predecir que no me llegue a contagiar del Covid-19, porque ante esta actitud de oídos sordos de la gente, que se niega a traer el cubrebocas de manera obligatoria y fomenta las aglomeraciones, es más que suficiente para propagar el virus.

Aún hay tiempo de que los tres órdenes de gobierno se pongan las pilas y actúen, con medidas más estrictas, aunque parezcan coercitivas y que se obligue de nuevo a guardar cuarentena.

Evidentemente, que esto afectará la economía de quienes viven al día, pero es preferible a ser contagiados por el patógeno, que ahora es más letal por tratarse de la variante Delta.

Así, que no queda de otra, o cumplimos con los protocolos sanitarios, usando el cubrebocas de manera obligatoria, el gel antibacterial y guardar la sana distancia, o de plano encomenarnos de una vez al creador.

¿O usted que opina querido lector?