/ miércoles 4 de noviembre de 2020

La muerte en la política

A la clase política, toda, le pesa la muerte. Nadie quiere tener una mancha a su ejercicio de gobierno marcada por una actuación que provenga de los elementos que deben guardar el orden, y a las propias condiciones de inseguridad no atendidas ni resueltas. Pero este 2020 nos indica, que las marcas más negativas que puedan ser responsabilidad de un gobierno, también pueden provenir del sector relacionado con su atención médica el área de salud.

Al cierre de esta colaboración, los datos oficiales de hace ¡dos semanas! Es de 924 mil 962 contagios, 91 mil 753 decesos y un registro de casos sospechosos del orden de 358 mil 175. Si las cifras que ofrece el Sub Secretario Gatell mantienen esa tendencia desfavorable para la población, el número de datos puede llevar a cerrar la catastrófica cantidad del millón de contagios y los cien mil muertos. Y quizá ya la rebasamos si el registro tuviera completos los datos que por miedo a morir en un hospital y al propio estigma social no se reportan.

Es evidente que el Sector Salud no está funcionando en la responsabilidad completa que la ley le obliga. Que ha concentrado su atención en el tema que ocupa en temor, preocupación y riesgo latente a la población, el COVID 19, y que otros temas como el cáncer, están en un plano olvidado. Es evidente que la fortaleza que nos habían dicho tenía éste sector, es solo un caparazón.

México tiene una marca de guerra por salud que la golpea. Si bien la Pandemia no es un tema exclusivo del país y que el mundo entero la está sufriendo, la diferencia en todo es la forma como se aplican las políticas públicas en este episodio doloroso. Y ahí, nuestra República tiene una geografía de sepelios con panteones adicionales ante la saturación de los existentes donde no entraba un esquema imprevisto de muerte relacionados más con los tiempos de guerra.

Si enfrentamos las condiciones con una ruta congruente. Si la primera fila de atención conformada por el personal de salud es atendido en la valía de su esfuerzo, conocimiento y riesgos. Si se empataran por humanidad las condiciones políticas que han dividido también al país. Si lograra el Gobierno impulsar un camino de salud. El peso de la muerte no le marcará tanto si logra, en verdad, no con palabras, superar sus propios retos de miedo a cargar la muerte. Surrealismo?


A la clase política, toda, le pesa la muerte. Nadie quiere tener una mancha a su ejercicio de gobierno marcada por una actuación que provenga de los elementos que deben guardar el orden, y a las propias condiciones de inseguridad no atendidas ni resueltas. Pero este 2020 nos indica, que las marcas más negativas que puedan ser responsabilidad de un gobierno, también pueden provenir del sector relacionado con su atención médica el área de salud.

Al cierre de esta colaboración, los datos oficiales de hace ¡dos semanas! Es de 924 mil 962 contagios, 91 mil 753 decesos y un registro de casos sospechosos del orden de 358 mil 175. Si las cifras que ofrece el Sub Secretario Gatell mantienen esa tendencia desfavorable para la población, el número de datos puede llevar a cerrar la catastrófica cantidad del millón de contagios y los cien mil muertos. Y quizá ya la rebasamos si el registro tuviera completos los datos que por miedo a morir en un hospital y al propio estigma social no se reportan.

Es evidente que el Sector Salud no está funcionando en la responsabilidad completa que la ley le obliga. Que ha concentrado su atención en el tema que ocupa en temor, preocupación y riesgo latente a la población, el COVID 19, y que otros temas como el cáncer, están en un plano olvidado. Es evidente que la fortaleza que nos habían dicho tenía éste sector, es solo un caparazón.

México tiene una marca de guerra por salud que la golpea. Si bien la Pandemia no es un tema exclusivo del país y que el mundo entero la está sufriendo, la diferencia en todo es la forma como se aplican las políticas públicas en este episodio doloroso. Y ahí, nuestra República tiene una geografía de sepelios con panteones adicionales ante la saturación de los existentes donde no entraba un esquema imprevisto de muerte relacionados más con los tiempos de guerra.

Si enfrentamos las condiciones con una ruta congruente. Si la primera fila de atención conformada por el personal de salud es atendido en la valía de su esfuerzo, conocimiento y riesgos. Si se empataran por humanidad las condiciones políticas que han dividido también al país. Si lograra el Gobierno impulsar un camino de salud. El peso de la muerte no le marcará tanto si logra, en verdad, no con palabras, superar sus propios retos de miedo a cargar la muerte. Surrealismo?