/ martes 9 de agosto de 2022

La guayabera, símbolo del poder masculino

Imposible que un obrero, un albañil o una mujer pueda vestir de guayabera, debido a que es una prenda que usan los hombres que tienen que ver con el poder, de cierta posición y de la clase política. No obstante, y de acuerdo a ciertas referencias se indica que esta vestimenta lo usaban los hombres humildes dedicados al campo.

Recuerdo aquella obra de teatro que se llamó “Adiós Guayabera mía” haciendo alusión al presidente que terminó su sexenio y que dejaría de vestir esta hermosa prenda. En esta puesta en escena actuaron Chucho Salinas y Héctor Lechuga, claro haciendo una crítica al gobierno de Luis Echeverría Álvarez, que tanto él como su gabinete puso de moda el uso de la guayabera.

Después de casi cincuenta años vuelve a ponerse de moda en la clase política: en la actualidad muchos servidores públicos (hombres), diputados, senadores, presidentes y gobernadores, han vuelto a usarla, puesto que la prenda por si sola anuncia que se trata de algún político, (bueno, varios guaruras la portan). Es un atuendo preferible en color blanco, con sus variaciones: con aplicaciones bordadas de forma vertical u horizontal. Hoy por hoy empieza a no ser exclusiva de los políticos, sino de gente que tiene el poder adquisitivo, ya que se considera esta vestimenta elegante, especial para ceremonias como bodas, bautizos, incluso para funerales (aunque en algunos lugares cálidos ha sido la prenda de los adinerados desde hace más de cien años); por ello comentó que a los obreros y campesinos les puede resultar muy difícil adquirir una.

Tampoco las guayaberas las confeccionan para mujeres; en Yucatán, especialmente en Mérida, que se ha convertido en la capital de las guayaberas, fabrican unas blusas que llaman guayaberas para damas (hacen que se parecen a las guayaberas), que no tienen nada que ver con el modelo original que lleva grandes bolsillos ; se trata de blusas que se entallan más al cuerpo, pues sucede que contrariamente estas prendas varoniles son holgadas para que ellos no muestren sus prominentes “panzas”; y las mujeres no pueden lucir sus cuerpos, por lo que comercialmente no conviene fabricar para el sexo femenino.

Los orígenes de esta prenda no son muy claros, debido a que hay varias versiones y algunos países como España, Filipinas, República Dominicana y Cuba, entre otros, se lo disputan. Gonzalo Navarrete Guzmán, cronista de Mérida, Yucatán, refiere que la prenda es de las Antillas, que de República Dominicana, pasó a Cuba y de allí a Yucatán. En otras versiones se encuentra que nació en Sancti Spíritus, exclusiva de los campesinos que se dedicaban al corte de guayabas y que de allí su nombre. Existen otras más que relatan que la guayabera nació en otros pueblos de América del Sur.

Lo que sí es cierto es que la guayabera nació para quedarse y seguramente cada vez más, va ser la vestimenta de etiqueta de todos los hombres; claro, tal vez fabriquen algunas que estén al alcance de los bolsillos, con material económico de telas sintéticas; porque las otras son confeccionadas en algodón y lino.

Y la mera verdad, la mayoría de los varones las pueden lucir por aquello de la holgura.

Imposible que un obrero, un albañil o una mujer pueda vestir de guayabera, debido a que es una prenda que usan los hombres que tienen que ver con el poder, de cierta posición y de la clase política. No obstante, y de acuerdo a ciertas referencias se indica que esta vestimenta lo usaban los hombres humildes dedicados al campo.

Recuerdo aquella obra de teatro que se llamó “Adiós Guayabera mía” haciendo alusión al presidente que terminó su sexenio y que dejaría de vestir esta hermosa prenda. En esta puesta en escena actuaron Chucho Salinas y Héctor Lechuga, claro haciendo una crítica al gobierno de Luis Echeverría Álvarez, que tanto él como su gabinete puso de moda el uso de la guayabera.

Después de casi cincuenta años vuelve a ponerse de moda en la clase política: en la actualidad muchos servidores públicos (hombres), diputados, senadores, presidentes y gobernadores, han vuelto a usarla, puesto que la prenda por si sola anuncia que se trata de algún político, (bueno, varios guaruras la portan). Es un atuendo preferible en color blanco, con sus variaciones: con aplicaciones bordadas de forma vertical u horizontal. Hoy por hoy empieza a no ser exclusiva de los políticos, sino de gente que tiene el poder adquisitivo, ya que se considera esta vestimenta elegante, especial para ceremonias como bodas, bautizos, incluso para funerales (aunque en algunos lugares cálidos ha sido la prenda de los adinerados desde hace más de cien años); por ello comentó que a los obreros y campesinos les puede resultar muy difícil adquirir una.

Tampoco las guayaberas las confeccionan para mujeres; en Yucatán, especialmente en Mérida, que se ha convertido en la capital de las guayaberas, fabrican unas blusas que llaman guayaberas para damas (hacen que se parecen a las guayaberas), que no tienen nada que ver con el modelo original que lleva grandes bolsillos ; se trata de blusas que se entallan más al cuerpo, pues sucede que contrariamente estas prendas varoniles son holgadas para que ellos no muestren sus prominentes “panzas”; y las mujeres no pueden lucir sus cuerpos, por lo que comercialmente no conviene fabricar para el sexo femenino.

Los orígenes de esta prenda no son muy claros, debido a que hay varias versiones y algunos países como España, Filipinas, República Dominicana y Cuba, entre otros, se lo disputan. Gonzalo Navarrete Guzmán, cronista de Mérida, Yucatán, refiere que la prenda es de las Antillas, que de República Dominicana, pasó a Cuba y de allí a Yucatán. En otras versiones se encuentra que nació en Sancti Spíritus, exclusiva de los campesinos que se dedicaban al corte de guayabas y que de allí su nombre. Existen otras más que relatan que la guayabera nació en otros pueblos de América del Sur.

Lo que sí es cierto es que la guayabera nació para quedarse y seguramente cada vez más, va ser la vestimenta de etiqueta de todos los hombres; claro, tal vez fabriquen algunas que estén al alcance de los bolsillos, con material económico de telas sintéticas; porque las otras son confeccionadas en algodón y lino.

Y la mera verdad, la mayoría de los varones las pueden lucir por aquello de la holgura.

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