/ domingo 11 de febrero de 2018

¡La desigualdad, estúpido!

La Corona española vendía los cargos públicos en una especie de subasta. Quien ganaba ésta actuaba como si fuera el dueño de la institución; como una especie de concesión vitalicia. Allí nace el concepto patrimonialista de los cargos públicos.

En el artículo de la semana próxima pasada apunté los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, publicada por el INEGI y que dan cuenta objetiva de la desigualdad que existe en el país y que arrastramos desde hace siglos. Fue en el Virreinato –en que las Mercedes Reales (que no es más que la famosa Encomienda, por medio de la cual el rey de España “encomendaba” una superficie de tierra con sus respectivos pueblos de indios a un conquistador y/o a colonos españoles),  las Patentes, los Estancos (una especie de concesión que daba el Rey para que solamente una corporación o comerciante pudiera producir o vender en forma exclusiva una mercancía, fijando unilateralmente su precio), los Fueros (reglamentos jurídicos que otorgaban ciertos beneficios a una parte de la población, haciéndola diferente a otras clases sociales), el sistema de Castas (un sistema de estratificación social a partir del color de la piel y el origen social y económico; una especie de “apartheid”) y la compra de los puestos públicos– donde arranca la desigualdad de México.

La Corona española vendía los cargos públicos en una especie de subasta. Quien ganaba ésta actuaba como si fuera el dueño de la institución; como una especie de concesión vitalicia. Allí nace el concepto patrimonialista de los cargos públicos. Por ello los politicastros conciben los cargos como un ámbito privado que les ha sido concedido y al que deben expoliar. Lo mismo sucede con “los modernos estancos”, llamados concesiones: la radio, la televisión, los transportes, la minería, la telefonía, entre otras fuentes de riqueza, las cuales las detentan unos cuantos, al igual que en el Virreinato. Así, se ha venido formando una élite –al decir de Carlos Elizondo Mayer-Serra, son “individuos que tienen la capacidad de influir o de mandar las decisiones de las instituciones... que concentran una gran proporción de la riqueza” (es el décimo decil que concentra 21 veces más ingreso que el primero o el 63 por ciento de los ingresos corrientes totales)– que tiene influencia no sólo en el mercado, sino en las decisiones del poder político, haciendo que se generen las condiciones favorables para seguir acumulando mayores cantidades de riqueza, a través de una legislación a modo.

Le recomiendo, estimado lector, algunas obras para su consulta, como puede ser, enunciativa, mas no limitativamente a: Carlos Marichal, “La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810”, Fondo de Cultura Económica. Carlos Elizondo Mayer-Serra, “Los de adelante corren mucho. Desigualdad, privilegios y democracia”, Grupo editorial Penguin Random House.

Ricardo Rafael, “Mirreynato”, la otra desigualdad”. Editorial Planeta. Ots Capdequí, “El Estado Español en Las Indias”, Fondo de Cultura Económica. Macario Schettino, “Economía en 1 día”, Paidós. José Ignacio Rubio Mañé, “El Virreinato” VI Tomos, Fondo de Cultura Económica. Thomas Piketty, “El capital en el siglo XXI”, Fondo de Cultura Económica.

La Corona española vendía los cargos públicos en una especie de subasta. Quien ganaba ésta actuaba como si fuera el dueño de la institución; como una especie de concesión vitalicia. Allí nace el concepto patrimonialista de los cargos públicos.

En el artículo de la semana próxima pasada apunté los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, publicada por el INEGI y que dan cuenta objetiva de la desigualdad que existe en el país y que arrastramos desde hace siglos. Fue en el Virreinato –en que las Mercedes Reales (que no es más que la famosa Encomienda, por medio de la cual el rey de España “encomendaba” una superficie de tierra con sus respectivos pueblos de indios a un conquistador y/o a colonos españoles),  las Patentes, los Estancos (una especie de concesión que daba el Rey para que solamente una corporación o comerciante pudiera producir o vender en forma exclusiva una mercancía, fijando unilateralmente su precio), los Fueros (reglamentos jurídicos que otorgaban ciertos beneficios a una parte de la población, haciéndola diferente a otras clases sociales), el sistema de Castas (un sistema de estratificación social a partir del color de la piel y el origen social y económico; una especie de “apartheid”) y la compra de los puestos públicos– donde arranca la desigualdad de México.

La Corona española vendía los cargos públicos en una especie de subasta. Quien ganaba ésta actuaba como si fuera el dueño de la institución; como una especie de concesión vitalicia. Allí nace el concepto patrimonialista de los cargos públicos. Por ello los politicastros conciben los cargos como un ámbito privado que les ha sido concedido y al que deben expoliar. Lo mismo sucede con “los modernos estancos”, llamados concesiones: la radio, la televisión, los transportes, la minería, la telefonía, entre otras fuentes de riqueza, las cuales las detentan unos cuantos, al igual que en el Virreinato. Así, se ha venido formando una élite –al decir de Carlos Elizondo Mayer-Serra, son “individuos que tienen la capacidad de influir o de mandar las decisiones de las instituciones... que concentran una gran proporción de la riqueza” (es el décimo decil que concentra 21 veces más ingreso que el primero o el 63 por ciento de los ingresos corrientes totales)– que tiene influencia no sólo en el mercado, sino en las decisiones del poder político, haciendo que se generen las condiciones favorables para seguir acumulando mayores cantidades de riqueza, a través de una legislación a modo.

Le recomiendo, estimado lector, algunas obras para su consulta, como puede ser, enunciativa, mas no limitativamente a: Carlos Marichal, “La bancarrota del virreinato. Nueva España y las finanzas del Imperio español, 1780-1810”, Fondo de Cultura Económica. Carlos Elizondo Mayer-Serra, “Los de adelante corren mucho. Desigualdad, privilegios y democracia”, Grupo editorial Penguin Random House.

Ricardo Rafael, “Mirreynato”, la otra desigualdad”. Editorial Planeta. Ots Capdequí, “El Estado Español en Las Indias”, Fondo de Cultura Económica. Macario Schettino, “Economía en 1 día”, Paidós. José Ignacio Rubio Mañé, “El Virreinato” VI Tomos, Fondo de Cultura Económica. Thomas Piketty, “El capital en el siglo XXI”, Fondo de Cultura Económica.