/ jueves 17 de diciembre de 2020

La búsqueda de la cueva o el árbol mágico

De acuerdo con el INEGI, en Guerrero somos tres millones, 542 mil 204 habitantes, según el Censo de 2015. Nuestro producto interno bruto (los bienes y servicios producidos durante un año) fue de 314, 930 millones de pesos en 2019. La aportación de nuestra entidad federativa al PIB nacional es de 1.4 por ciento. Superamos a Aguascalientes (1.3), Durango, Morelos (1.1), Baja California Sur (1.0), Zacatecas (0.9), Nayarit (0.7), Colima y Tlaxcala (0.6). Sin embargo en el Índice de Progreso Social (el PIB más necesidades básicas, bienestar social y oportunidades), Guerrero se encuentra en el último lugar. De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es de 0.72 (donde cero es la calificación más baja y uno es la más alta). Hay municipios, como Cochoapa, que están al mismo nivel de Burundi, por ejemplo. Estos son algunos datos duros sobre nuestra realidad económica. No entro a los índices de seguridad pública y jurídica porque llevaría el resto del artículo. Solo apunto algunos de ellos para darnos cuenta que promesas de “la buena nueva” no son más que demagogia. Si no hay inversión en México y ésta sigue siendo expulsada del país, no veo cómo se recupere el crecimiento económico –por lo menos al dos por ciento al que se venía creciendo hasta 2018- y mucho menos pensar en un desarrollo y bienestar social.

No he leído, sabido u oído sobre ningún plan y programas viables. Solo propaganda y frases huecas y demagógicas de algunos que se anuncian como los hacedores y conocedores de “la transformación”, “del avance”, “del progreso”. A menos que posean una varita mágica, como la de los cuentos, o sepan la ubicación de una cueva inmensa donde haya tesoros inconmensurables o “el árbol mágico”, donde florecen billetes todos los días o bodegas como la de Rico Mac Pato, en las de las historietas para chamacos, no veo cómo ni por dónde se abata el desempleo, la miseria y pobreza, la ignorancia y la inseguridad en este estado. Porque con las transferencias federales no vamos a ir muy lejos. En el mejor de los casos, a seguir como hasta ahora. Sin inversión (que es la genera empresa, ésta crea empleos, éstos producen bienes y servicios y éstos, a su vez, ingresos), seguiremos en el “cabús”.


De acuerdo con el INEGI, en Guerrero somos tres millones, 542 mil 204 habitantes, según el Censo de 2015. Nuestro producto interno bruto (los bienes y servicios producidos durante un año) fue de 314, 930 millones de pesos en 2019. La aportación de nuestra entidad federativa al PIB nacional es de 1.4 por ciento. Superamos a Aguascalientes (1.3), Durango, Morelos (1.1), Baja California Sur (1.0), Zacatecas (0.9), Nayarit (0.7), Colima y Tlaxcala (0.6). Sin embargo en el Índice de Progreso Social (el PIB más necesidades básicas, bienestar social y oportunidades), Guerrero se encuentra en el último lugar. De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es de 0.72 (donde cero es la calificación más baja y uno es la más alta). Hay municipios, como Cochoapa, que están al mismo nivel de Burundi, por ejemplo. Estos son algunos datos duros sobre nuestra realidad económica. No entro a los índices de seguridad pública y jurídica porque llevaría el resto del artículo. Solo apunto algunos de ellos para darnos cuenta que promesas de “la buena nueva” no son más que demagogia. Si no hay inversión en México y ésta sigue siendo expulsada del país, no veo cómo se recupere el crecimiento económico –por lo menos al dos por ciento al que se venía creciendo hasta 2018- y mucho menos pensar en un desarrollo y bienestar social.

No he leído, sabido u oído sobre ningún plan y programas viables. Solo propaganda y frases huecas y demagógicas de algunos que se anuncian como los hacedores y conocedores de “la transformación”, “del avance”, “del progreso”. A menos que posean una varita mágica, como la de los cuentos, o sepan la ubicación de una cueva inmensa donde haya tesoros inconmensurables o “el árbol mágico”, donde florecen billetes todos los días o bodegas como la de Rico Mac Pato, en las de las historietas para chamacos, no veo cómo ni por dónde se abata el desempleo, la miseria y pobreza, la ignorancia y la inseguridad en este estado. Porque con las transferencias federales no vamos a ir muy lejos. En el mejor de los casos, a seguir como hasta ahora. Sin inversión (que es la genera empresa, ésta crea empleos, éstos producen bienes y servicios y éstos, a su vez, ingresos), seguiremos en el “cabús”.