La tarde del Jueves Santo comerciantes de Acapulco adelantaron el Viacrucis a un grupo de turistas de la Ciudad de México que corrieron a golpes de la tradicional playa de Caleta.
En un vídeo grabado por el periodista Salvador Serna y que circula en las redes sociales se observa la versión tropicalizada de la Pasión de Cristo, de un Jesús chilango al que ni tiempo de cargar la cruz le dio una turba enfurecida de vendedores playeros que no pedía "crucificadle", sino llanamente: "chinguenselo".
Ese Cristo descalzo y de torso desnudo que vestía short negro en vez del blanco perizonuim del original Rey de los Judíos sangraba de la cabeza sin lucir corona de espinas.
Los centuriones costeños lo perseguían hasta con bancos y otros objetos en las manos. Uno de ellos alcanzó a sorrajarle un huacal de madera en la espalda mientras una joven María Magdalena con voz temerosa y cantada le suplicaba: "¡ya wey córrele!".
Correteadas también por la muchedumbre aparecen en la escena que dura menos de dos minutos un par de mujeres maduras en traje de baño.
Una de ellas también sangra.
La otra con voz como de trueno advirtió: "van a mamar todos pinches acapulqueños, nosotros somos de Tepito".
Se escuchan risas mientras se ve acercarse una patrulla de la Policía Municipal, sin que hasta el momento se sepa de detenciones por esta riña ocurrida ayer jueves aproximadamente a las 6 de la tarde por desacuerdo en el pago de una cuenta.
Esto, en una playa en la que se supone las autoridades como la Profeco, Procuraduría y Policía Turística deben tener vigilancia e incluso módulos con presencia de las dependencias involucradas en la atención al turismo como anteriormente se instalaban.
Esto, en el mismo día en que la Dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento de Acapulco emitió un comunicado en el que el secretario general de gobierno, Ernesto Manzano, enunciaba la trillada declaración "Acapulco está preparado para recibir a visitantes" de cada inicio de temporada vacacional. ¿Será?
Entonces, estos no eran visitantes. Era Jesúcristo tepiteño en su Viacrucis playero, o al menos eso debe parecer a los ojos de quienes vean el vídeo y estén decidiendo si vienen a ver la novedosa oferta turística: el show de huacalazos en la espalda para poner fin a la pasión de Acapulco. Consumatum est.
