/ miércoles 4 de marzo de 2020

¡Jálalo que es pargo!

Hasta este domingo, cinco casos comprobados de Covit-19 (inicialmente conocido como Coronavirus) en México, así como once más en observación por sospecha, se tenían documentados de acuerdo a la información emitida por las autoridades del sector Salud.

En las últimas semanas hemos sido bombardeados por los reportes que llegan desde otras latitudes respecto al avance que ha ido registrando esta enfermedad surgida en el lejano oriente, y que su propagación ya ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud como emergencia internacional, con posibilidades de convertirse en pandemia.

Sin embargo, con toda sinceridad, ¿sabemos realmente qué es esa enfermedad? ¿Nos hemos preocupado por investigar, o al menos por informarnos de los principales síntomas? Cuando se dieron a conocer los primeros casos en la ciudad de Wuhan, China, seguramente la mayoría pensamos "está muy lejos, no nos llegará por acá". Sin embargo, ahora se ha reconocido que ha llegado a nuestro país.

En internet encontramos -en una página especializada- que el virus se detectó a finales de 2019 en casos de neumonía de etiología desconocida y que ya para el 30 de enero de este año la OMS declaró el brote epidémico como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. Se dice que "este nuevo betacoronavirus puede infectar las vías respiratorias superiores e inferiores y origina una sintomatología en general más leve que otros coronavirus que anteriormente han generado brotes epidémicos, como SARS-CoV y MERS-CoV.

Se puede transmitir por el contacto directo con las secreciones respiratorias de un animal –mayoritariamente mamíferos– o persona infectada (gotículas respiratorias >5 µm) o con las mucosas de otra persona infectada (nariz, boca u ojos); parece poco probable la transmisión por el aire a distancias mayores de 1-2 metros.

"Si bien en muchos casos puede ser asintomática, las manifestaciones clínicas principales de la enfermedad por SARS-CoV-2 (llamada COVID-19) incluyen los propios de un resfriado común. Tras un periodo de incubación de 1-2 a 14 días, puede aparecer fiebre, tos, disnea y otras alteraciones de la respiración; también se han notificado síntomas gastrointestinales, incluyendo diarrea. En los casos más graves, sobre todo en grupos de riesgo (pacientes ancianos, inmunodeprimidos o con otras patologías), la infección puede causar bronquitis y/o neumonía, fallo renal e incluso la muerte."

"No existe aún un tratamiento específico, pero muchos de los signos y síntomas pueden ser manejados clínicamente con facilidad, por lo que el tratamiento se debe individualizar en base al estado del paciente y debe asegurar el soporte vital en caso de complicaciones. Por el momento, las tasas de mortalidad descritas son bajas (2-4%) y la mayoría de pacientes superan la enfermedad con sintomatología leve".

Esto es parte de lo que debemos saber, no dejarnos influenciar por información alarmista, o en el peor de los casos falsa, que también circula en las redes, pues muchas veces no es la enfermedad lo que mata, sino la ignorancia de las personas respecto a sus efectos y tratamiento.

Mientras tanto... ¡Jálalo que es pargo!

Hasta este domingo, cinco casos comprobados de Covit-19 (inicialmente conocido como Coronavirus) en México, así como once más en observación por sospecha, se tenían documentados de acuerdo a la información emitida por las autoridades del sector Salud.

En las últimas semanas hemos sido bombardeados por los reportes que llegan desde otras latitudes respecto al avance que ha ido registrando esta enfermedad surgida en el lejano oriente, y que su propagación ya ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud como emergencia internacional, con posibilidades de convertirse en pandemia.

Sin embargo, con toda sinceridad, ¿sabemos realmente qué es esa enfermedad? ¿Nos hemos preocupado por investigar, o al menos por informarnos de los principales síntomas? Cuando se dieron a conocer los primeros casos en la ciudad de Wuhan, China, seguramente la mayoría pensamos "está muy lejos, no nos llegará por acá". Sin embargo, ahora se ha reconocido que ha llegado a nuestro país.

En internet encontramos -en una página especializada- que el virus se detectó a finales de 2019 en casos de neumonía de etiología desconocida y que ya para el 30 de enero de este año la OMS declaró el brote epidémico como una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. Se dice que "este nuevo betacoronavirus puede infectar las vías respiratorias superiores e inferiores y origina una sintomatología en general más leve que otros coronavirus que anteriormente han generado brotes epidémicos, como SARS-CoV y MERS-CoV.

Se puede transmitir por el contacto directo con las secreciones respiratorias de un animal –mayoritariamente mamíferos– o persona infectada (gotículas respiratorias >5 µm) o con las mucosas de otra persona infectada (nariz, boca u ojos); parece poco probable la transmisión por el aire a distancias mayores de 1-2 metros.

"Si bien en muchos casos puede ser asintomática, las manifestaciones clínicas principales de la enfermedad por SARS-CoV-2 (llamada COVID-19) incluyen los propios de un resfriado común. Tras un periodo de incubación de 1-2 a 14 días, puede aparecer fiebre, tos, disnea y otras alteraciones de la respiración; también se han notificado síntomas gastrointestinales, incluyendo diarrea. En los casos más graves, sobre todo en grupos de riesgo (pacientes ancianos, inmunodeprimidos o con otras patologías), la infección puede causar bronquitis y/o neumonía, fallo renal e incluso la muerte."

"No existe aún un tratamiento específico, pero muchos de los signos y síntomas pueden ser manejados clínicamente con facilidad, por lo que el tratamiento se debe individualizar en base al estado del paciente y debe asegurar el soporte vital en caso de complicaciones. Por el momento, las tasas de mortalidad descritas son bajas (2-4%) y la mayoría de pacientes superan la enfermedad con sintomatología leve".

Esto es parte de lo que debemos saber, no dejarnos influenciar por información alarmista, o en el peor de los casos falsa, que también circula en las redes, pues muchas veces no es la enfermedad lo que mata, sino la ignorancia de las personas respecto a sus efectos y tratamiento.

Mientras tanto... ¡Jálalo que es pargo!

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