/ domingo 16 de junio de 2019

¡Jálalo que es pargo!

Los últimos acontecimientos de violencia e inseguridad ocurridos en el puerto nos demuestran, de manera muy lamentable, que son temas que siguen siendo una asignatura pendiente para nuestras autoridades, en los tres ámbitos de gobierno.

No deja de invadirnos el coraje combinado con impotencia, al observar cómo en plena costera Miguel Alemán, ciudadanos son despojados de una fuerte suma de dinero al salir de retirar de una institución bancaria, por una pareja de delincuentes que con toda impunidad se desplazan a bordo de una motocicleta.

Este modus operandi, por lo reiterativo, ya debería a estas alturas haber sido objeto de medidas radicales. Ejecuciones, extorsiones, levantones, robos, tiroteos, halconeo, son actividades delictivas que se realizan a bordo de este tipo de vehículos y parece que todos nos damos cuenta, menos la autoridad.

En otros países como Colombia, las autoridades impusieron como obligatoriedad a los conductores de motocicletas portar un chaleco amarillo con el número de placas escrito con letras grandes en la espalda, visible, a fin de ser fácilmente identificable. Esto disminuyó de manera considerable los delitos, principalmente las ejecuciones y robos.

Por otro lado, la posibilidad de que empleados bancarios estén coludidos con los delincuentes que despojan de dinero a cuentahabientes es altísima, por lo que es necesario también ahí tomar medidas radicales, y una de ellas sería impedir al personal de los bancos utilizar teléfonos celulares durante la jornada laboral, pues hay sospechas fundadas de que desde el interior se avisa cuando alguien hace un retiro importante.

No es malo hacer recomendaciones a los ciudadanos a que se mantengan alertas o tomen las debidas precauciones, pero el actuar de la autoridad no debería limitarse sólo a eso. Se debe proceder con firmeza, atacar con todo, sin contemplaciones, contra esas personas que tanto daño están haciendo a la sociedad. No podemos seguir conviviendo con el miedo y la incertidumbre. Ya basta.

Los últimos acontecimientos de violencia e inseguridad ocurridos en el puerto nos demuestran, de manera muy lamentable, que son temas que siguen siendo una asignatura pendiente para nuestras autoridades, en los tres ámbitos de gobierno.

No deja de invadirnos el coraje combinado con impotencia, al observar cómo en plena costera Miguel Alemán, ciudadanos son despojados de una fuerte suma de dinero al salir de retirar de una institución bancaria, por una pareja de delincuentes que con toda impunidad se desplazan a bordo de una motocicleta.

Este modus operandi, por lo reiterativo, ya debería a estas alturas haber sido objeto de medidas radicales. Ejecuciones, extorsiones, levantones, robos, tiroteos, halconeo, son actividades delictivas que se realizan a bordo de este tipo de vehículos y parece que todos nos damos cuenta, menos la autoridad.

En otros países como Colombia, las autoridades impusieron como obligatoriedad a los conductores de motocicletas portar un chaleco amarillo con el número de placas escrito con letras grandes en la espalda, visible, a fin de ser fácilmente identificable. Esto disminuyó de manera considerable los delitos, principalmente las ejecuciones y robos.

Por otro lado, la posibilidad de que empleados bancarios estén coludidos con los delincuentes que despojan de dinero a cuentahabientes es altísima, por lo que es necesario también ahí tomar medidas radicales, y una de ellas sería impedir al personal de los bancos utilizar teléfonos celulares durante la jornada laboral, pues hay sospechas fundadas de que desde el interior se avisa cuando alguien hace un retiro importante.

No es malo hacer recomendaciones a los ciudadanos a que se mantengan alertas o tomen las debidas precauciones, pero el actuar de la autoridad no debería limitarse sólo a eso. Se debe proceder con firmeza, atacar con todo, sin contemplaciones, contra esas personas que tanto daño están haciendo a la sociedad. No podemos seguir conviviendo con el miedo y la incertidumbre. Ya basta.

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