/ martes 14 de mayo de 2019

¡Jálalo que es pargo!

Mucho se nos ha cuestionado a los mexicanos, y a los acapulqueños en particular, de ser egoístas y envidiosos. Y no falta quien ejemplifique con la parabola de los cangrejos.

Según ésta, si alguien mete por la noche una cantidad de cangrejos a una cubeta, al día siguiente amanece la misma cantidad, con todo y que esos animalitos tienen cierta habilidad trepadora. Esto pasa porque cuando uno de ellos trepa e intenta salir, de inmediato es jalado por los demás para que no lo logre.

En mi humilde opinión, debemos quitarnos ese estigma, despojarnos de mezquindades y lejos de ser obstáculos, impulsar a quienes tienen talento en los diferentes ámbitos de la vida. Eso sin duda nos permitirá crecer como sociedad y nos dará la oportunidad de vivir en armonía, con mayores niveles de desarrollo.

Me dio gusto, por ejemplo, asistir al reconocimiento que la Universidad Americana de Acapulco y la Asociación de Posgraduados del Estado de Guerrero hicieron recientemente a Miguel Angel Garcia Maldonado.

Extraordinario ser humano, profesionista destacado, notario público, y además compañero en el doctorado en Administración y Ciencia Política que no hace mucho concluimos. Pero sobre todo, un gran amigo.

Mientras tanto... ¡Jálalo que es pargo!

Mucho se nos ha cuestionado a los mexicanos, y a los acapulqueños en particular, de ser egoístas y envidiosos. Y no falta quien ejemplifique con la parabola de los cangrejos.

Según ésta, si alguien mete por la noche una cantidad de cangrejos a una cubeta, al día siguiente amanece la misma cantidad, con todo y que esos animalitos tienen cierta habilidad trepadora. Esto pasa porque cuando uno de ellos trepa e intenta salir, de inmediato es jalado por los demás para que no lo logre.

En mi humilde opinión, debemos quitarnos ese estigma, despojarnos de mezquindades y lejos de ser obstáculos, impulsar a quienes tienen talento en los diferentes ámbitos de la vida. Eso sin duda nos permitirá crecer como sociedad y nos dará la oportunidad de vivir en armonía, con mayores niveles de desarrollo.

Me dio gusto, por ejemplo, asistir al reconocimiento que la Universidad Americana de Acapulco y la Asociación de Posgraduados del Estado de Guerrero hicieron recientemente a Miguel Angel Garcia Maldonado.

Extraordinario ser humano, profesionista destacado, notario público, y además compañero en el doctorado en Administración y Ciencia Política que no hace mucho concluimos. Pero sobre todo, un gran amigo.

Mientras tanto... ¡Jálalo que es pargo!

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