/ martes 18 de agosto de 2020

Información, eje vertebrador de la transparencia y rendición de cuentas

La información sobre la universidad y de su entorno es prioritaria y estratégica en su gobierno y dirección de la Universidad, de manera especial en la elaboración, seguimiento y evaluación del Plan de Desarrollo Institucional, documento rector de su rumbo, en donde su evaluación es sinónimo de rendición de cuentas, más aún es en grado superior el rendir cuentas universitarias.

Este grado excelso de rendir cuentas es lo que en la actualidad se le denomina auditoria al desempeño, la cual mide el cumplimiento de los compromisos y metas que contempla el Plan de Desarrollo Institucional, al comparar lo propuesto con lo alcanzado; esto es, no basta con manejar de manera escrupulosa y transparente los recursos, sino el cómo se ejercen éstos y su contribución al cumplimiento de la misión (gasto eficiente, eficaz y pertinente).

En esta perspectiva información, planeación, transparencia y rendición de cuentas conforman los ejes de la nueva Universidad.

El acceso a la información, en especial su calidad y pertinencia, es el eje vertebrador de la planeación y rendición de cuentas. Sin acceso a la información o con deficiencias, la transparencia y la rendición de cuentas se quedan a nivel de discurso y de buenos propósitos. Transparencia y rendición de cuentas no son procesos en abstracto, requieren de información objetiva, validada y accesible en cuanto a su legibilidad.

Información objetiva, de calidad y pertinencia es la base para ejercer responsablemente nuestra autonomía ya que esta nos permite decidir su rumbo y orientación en armonía con el Plan de Desarrollo Institucional.

El principio de la autonomía tiene una relevancia central en el desarrollo de la Universidad, ya que nos permite autogobernarnos con las únicas limitaciones que nos señala la Ley Orgánica, lo cual conlleva a su ejercicio no sólo ético y responsable sino el que su ejercicio contribuya a ser una mejor Universidad que se traduzca en mejores universitarios, en mejores ciudadanos, en un mejor Guerrero.

La observancia de la autonomía, principio histórico, pone en un primer plano su ejercicio ético y responsable en armonía con el compromiso de la mejora continua, lo cual requiere de transparencia, acceso a información en la toma de decisiones y la consecuente rendición de cuentas, sin lo cual no se puede hablar de un proyecto incluyente y de una planeación integral y participativa de la Universidad.

En materia de planeación, la transparencia y rendición de cuentas tienen en el Plan de Desarrollo Institucional su referente, y para que cumpla este propósito el plan debe satisfacer tres requisitos:

Legibilidad. El Plan debe ser legible para que sea la columna vertebral del proyecto incluyente de Universidad, transparentar su proceso de elaboración y ponerlo en la página de Transparencia de la Universidad tiene sentido y valor si el documento final es legible como condición básica para su apropiación de la comunidad universitaria.

Observancia. El plan debe asumir el papel de orientación y rumbo de la Universidad, porque rendir cuentas implica tener como referente los compromisos y metas que se establecen, en armonía con el modelo de planeación de la Universidad y su reglamentación. Los compromisos se deben señalar con claridad para que el plan transite del documento a la acción, en especial en la construcción de la Universidad que contempla su visión.

Referente obligatorio. El plan debe ser referente obligatorio de quehacer de la Universidad. Los planes de las unidades académicas, áreas académicas y programas institucionales deben contribuir al logro de la visión, compromisos y metas establecidas en el Plan de Desarrollo Institucional.

Ante una Política de Estado en materia de austeridad que demanda el uso eficiente y eficaz del presupuesto, se requiere observar el paradigma de la austeridad universitaria, el cual empieza con la planeación para articularla a la programación y presupuestación, en donde la información y en consecuencia su transparencia no solo es prioritaria y estratégica sino imprescindible.

Al amparo de estas consideraciones con el propósito de institucionalizar que la información, sea el eje vertebrador de la transparencia y rendición de cuentas, el H. Consejo Universitario aprobó:

Reforma al Reglamento General de Planeación y Evaluación Institucional; y el Reglamento de Rendición de Cuentas y Fiscalización.

La información sobre la universidad y de su entorno es prioritaria y estratégica en su gobierno y dirección de la Universidad, de manera especial en la elaboración, seguimiento y evaluación del Plan de Desarrollo Institucional, documento rector de su rumbo, en donde su evaluación es sinónimo de rendición de cuentas, más aún es en grado superior el rendir cuentas universitarias.

Este grado excelso de rendir cuentas es lo que en la actualidad se le denomina auditoria al desempeño, la cual mide el cumplimiento de los compromisos y metas que contempla el Plan de Desarrollo Institucional, al comparar lo propuesto con lo alcanzado; esto es, no basta con manejar de manera escrupulosa y transparente los recursos, sino el cómo se ejercen éstos y su contribución al cumplimiento de la misión (gasto eficiente, eficaz y pertinente).

En esta perspectiva información, planeación, transparencia y rendición de cuentas conforman los ejes de la nueva Universidad.

El acceso a la información, en especial su calidad y pertinencia, es el eje vertebrador de la planeación y rendición de cuentas. Sin acceso a la información o con deficiencias, la transparencia y la rendición de cuentas se quedan a nivel de discurso y de buenos propósitos. Transparencia y rendición de cuentas no son procesos en abstracto, requieren de información objetiva, validada y accesible en cuanto a su legibilidad.

Información objetiva, de calidad y pertinencia es la base para ejercer responsablemente nuestra autonomía ya que esta nos permite decidir su rumbo y orientación en armonía con el Plan de Desarrollo Institucional.

El principio de la autonomía tiene una relevancia central en el desarrollo de la Universidad, ya que nos permite autogobernarnos con las únicas limitaciones que nos señala la Ley Orgánica, lo cual conlleva a su ejercicio no sólo ético y responsable sino el que su ejercicio contribuya a ser una mejor Universidad que se traduzca en mejores universitarios, en mejores ciudadanos, en un mejor Guerrero.

La observancia de la autonomía, principio histórico, pone en un primer plano su ejercicio ético y responsable en armonía con el compromiso de la mejora continua, lo cual requiere de transparencia, acceso a información en la toma de decisiones y la consecuente rendición de cuentas, sin lo cual no se puede hablar de un proyecto incluyente y de una planeación integral y participativa de la Universidad.

En materia de planeación, la transparencia y rendición de cuentas tienen en el Plan de Desarrollo Institucional su referente, y para que cumpla este propósito el plan debe satisfacer tres requisitos:

Legibilidad. El Plan debe ser legible para que sea la columna vertebral del proyecto incluyente de Universidad, transparentar su proceso de elaboración y ponerlo en la página de Transparencia de la Universidad tiene sentido y valor si el documento final es legible como condición básica para su apropiación de la comunidad universitaria.

Observancia. El plan debe asumir el papel de orientación y rumbo de la Universidad, porque rendir cuentas implica tener como referente los compromisos y metas que se establecen, en armonía con el modelo de planeación de la Universidad y su reglamentación. Los compromisos se deben señalar con claridad para que el plan transite del documento a la acción, en especial en la construcción de la Universidad que contempla su visión.

Referente obligatorio. El plan debe ser referente obligatorio de quehacer de la Universidad. Los planes de las unidades académicas, áreas académicas y programas institucionales deben contribuir al logro de la visión, compromisos y metas establecidas en el Plan de Desarrollo Institucional.

Ante una Política de Estado en materia de austeridad que demanda el uso eficiente y eficaz del presupuesto, se requiere observar el paradigma de la austeridad universitaria, el cual empieza con la planeación para articularla a la programación y presupuestación, en donde la información y en consecuencia su transparencia no solo es prioritaria y estratégica sino imprescindible.

Al amparo de estas consideraciones con el propósito de institucionalizar que la información, sea el eje vertebrador de la transparencia y rendición de cuentas, el H. Consejo Universitario aprobó:

Reforma al Reglamento General de Planeación y Evaluación Institucional; y el Reglamento de Rendición de Cuentas y Fiscalización.