/ martes 19 de octubre de 2021

Héctor Astudillo, un guerrerense ejemplar

Héctor Astudillo Flores concluye su mandato constitucional de gobernador de Guerrero, con el reconocimiento de su pueblo, sus paisanos, su gente, a quienes les consta que trabajo de manera incansable para atender la problemática de la entidad.

Quien diga que gobernar un estado bronco como el nuestro, es fácil, miente. Se necesita de inteligencia y una visión de estadista, pero también del buen oficio para alcanzar los acuerdos.

Estoy convencido que su principal logró es haber trazado una ruta de entendimiento, que le permitió sofocar los hechos de violencia y el descontento social que generó un clima de ingobernabilidad en el estado, por la desaparición de los 43 jóvenes.

A partir de ese momento, se palpó un rostro distinto en el territorio guerrerense, se concluyeron obras importantes y se atrajo la inversión privada, que generó fuentes de empleos y se recuperó la estabilidad.

Es cierto, quedan pendientes, porque un estado que depende prácticamente del presupuesto que recibe del gobierno federal, tiene limitaciones para poder atender la obra pública.

En el tema de la inseguridad, fue un asunto que se tomó con seriedad y esto dio pauta para salir de los primeros lugares en homicidios dolosos, secuestros y el delito de extorsión.

Las cifras ahí están en el Secretariado Nacional de Seguridad Pública, aunque hay que decirlo, no fue suficiente y se tendrá que seguir trabajando para erradicar la violencia.

Por todo lo anterior, no queda más que reconocer a Hector Astudillo Flores, su aporte y su trabajo incansable en estos seis años de gobierno, que marcó el cambió en este Guerrero bronco, que ahora le tocará gobernar a una mujer.

Es una gobernadora joven, de quien esperamos grandes proyectos y cambios en la entidad, pero deberá de asesorarse con personas experimentadas, para que resuelva problemas añejos que están dentro de los pendientes. Eso es lo que esperamos.

¿O usted que opina querido lector?

Héctor Astudillo Flores concluye su mandato constitucional de gobernador de Guerrero, con el reconocimiento de su pueblo, sus paisanos, su gente, a quienes les consta que trabajo de manera incansable para atender la problemática de la entidad.

Quien diga que gobernar un estado bronco como el nuestro, es fácil, miente. Se necesita de inteligencia y una visión de estadista, pero también del buen oficio para alcanzar los acuerdos.

Estoy convencido que su principal logró es haber trazado una ruta de entendimiento, que le permitió sofocar los hechos de violencia y el descontento social que generó un clima de ingobernabilidad en el estado, por la desaparición de los 43 jóvenes.

A partir de ese momento, se palpó un rostro distinto en el territorio guerrerense, se concluyeron obras importantes y se atrajo la inversión privada, que generó fuentes de empleos y se recuperó la estabilidad.

Es cierto, quedan pendientes, porque un estado que depende prácticamente del presupuesto que recibe del gobierno federal, tiene limitaciones para poder atender la obra pública.

En el tema de la inseguridad, fue un asunto que se tomó con seriedad y esto dio pauta para salir de los primeros lugares en homicidios dolosos, secuestros y el delito de extorsión.

Las cifras ahí están en el Secretariado Nacional de Seguridad Pública, aunque hay que decirlo, no fue suficiente y se tendrá que seguir trabajando para erradicar la violencia.

Por todo lo anterior, no queda más que reconocer a Hector Astudillo Flores, su aporte y su trabajo incansable en estos seis años de gobierno, que marcó el cambió en este Guerrero bronco, que ahora le tocará gobernar a una mujer.

Es una gobernadora joven, de quien esperamos grandes proyectos y cambios en la entidad, pero deberá de asesorarse con personas experimentadas, para que resuelva problemas añejos que están dentro de los pendientes. Eso es lo que esperamos.

¿O usted que opina querido lector?