El combate a la delincuencia no requiere pactos ni enfrentar la violencia con más violencia, necesita inteligencia, cuerpos policiales honestos y capacitados y coordinación que fortalezcan la actuación a nivel municipal y estatal en articulación con instituciones federales.
En Guerrero no es un secreto la operación de organismos del crimen organizado. En la sierra hay siembra de amapola y mariguana, y esa droga se distribuye en las zonas turísticas y otros estados. La pugna por el control de la zona es evidente.
La entidad se ubica en la séptima posición a nivel nacional con mayor número de víctimas por homicidios dolosos, con 5 mil 012 en tres años, de acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Además, asociaciones civiles calculan que desde 2011 unos 10 mil guerrerenses han escapado de sus comunidades en las regiones de la Costa Grande, la Costa Chica, la Tierra Caliente y la Montaña Baja.
La violencia de género encuentra algunas de sus manifestaciones más terribles en la zona de La Montaña , con la venta de niñas para matrimonios forzosos. Tan solo este mes se han visibilizado y mediatizado al menos dos casos en los que las víctimas escaparon de sus compradores y, en el mayor surrealismo posible, fueron detenidas.
El análisis DISÍ que cada mes realiza el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México , ubica este año a Guerrero con una reducción de 37% respecto al promedio histórico de los últimos 7 años, en delitos de alto impacto.
Las realidades son diversas en el territorio estatal. Enfrentar la delincuencia demanda ir a las causas sociales de los delitos, y fortalecer los cuerpos policiales y la presencia de fuerzas federales, como la anunciada integración de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Guardia Nacional en los límites con Michoacán y Estado de México.
En el proceso de pacificación, sumar voluntades hacia un mismo camino es central. La gobernadora Evelyn Salgado ha dicho que la coordinación con las instancias federales será parte de la estrategia, pero con inteligencia más que con la fuerza.
Alcanzar la paz en las comunidades es responsabilidad de todas y todos: ciudadanía, organismos empresariales o religiosos, instituciones y autoridades. Contar con policías mejor preparadas y con programas sociales que ayuden a combatir rezagos y construir un nuevo modelo de pensamiento en igualdad y equidad, son fundamentales.