/ viernes 22 de mayo de 2020

¿Hacia la izquierda?

A lo largo de las últimas semanas, la 4T presentó y promovió un conjunto de acciones que generaron preocupaciones y críticas de diversas magnitudes. Desde las restricciones de que fueron objeto las energías eólicas y fotovoltáicas por parte de la Secretaría de Energía, la propuesta de que el INEGI pueda meterse a las casas de las personas de altos recursos para “medir” la riqueza, hasta el discurso en el que el presidente dio su opinión sobre “no consumir de forma enfermiza” y recomendó que si ya se tiene “la ropa indispensable, solo eso”.

La discusión en torno a estos planteamientos fue amplia. Se presentaron reacciones por parte de embajadas de distintos países y amparos en contra de las limitaciones propuestas en Energías Renovables; es muy probable que eso se eche para atrás. También se generó una fuerte crítica por las posibles violaciones al artículo 16 constitucional que generaría darle al Inegi las facultades planteadas, incluso el propio AMLO declaró inconveniente la propuesta del dirigente nacional de Morena. Sin embargo, la sensación que quedó presente en diversos círculos es la proclividad que recientemente ha mostrado el gobierno de moverse hacia una izquierda más dura.

Cuando se toman ese tipo de decisiones y se presentan este tipo de propuestas, no son pocos los que usan la expresión “nos vamos a convertir en otro Venezuela”. Aún cuando no comparto muchas de las decisiones que se han tomado por parte de la actual administración, considero que por el momento no estamos en ese camino.

Las posiciones y actitudes del presidente López Obrador, se encuadran más en lo que fueron el “nacionalismo revolucionario” y el “presidencialismo mexicano”, que en las de una izquierda recalcitrante. Aun cuando sus reflexiones sobre la riqueza hasta el momento, han dejado clara su falta de afinidad para con la “clase empresarial”, tampoco ha planteado políticas públicas alternativas a la lógica del mercado; incluso en temas como el manejo de la deuda y la política fiscal, AMLO ha resultado ser mucho más “neoliberal” que muchos. Por último, cuando se pregunta a sí mismo, “si ya tienen zapatos, para qué comprar más”, lo veo más como otra “exaltación moral”, basada más en credos parroquiales, que en una convocatoria a la lucha de clases marxista.

Sin embargo, un tema que si debe preocuparnos, es la insistencia creciente a dejar de utilizar el Producto Interno Bruto como un instrumento de medida para el crecimiento. Tan solo en la mañanera de ayer, AMLO dijo que está creando un índice alternativo para medir el crecimiento económico y el bienestar, así como los grados de desigualdad social y la felicidad. También que este índice se enfocará a medir lo necesario ante la “nueva normalidad”.

Desde principios de año, cuando se supo por parte del Inegi que la economía mexicana había decrecido un -0.1% del PIB, el presidente empezó a decir que lo importante no era el crecimiento, sino el desarrollo. Ahora que la proyección de caída del PIB podría ser de hasta el 10% para 2020, preocupa que el objetivo de la propuesta presidencial sea “relativizar todo”, medir las cosas en beneficio de su propio discurso, pero no de la gente ni del país.

La #SociedadHorizontal que anhelamos es transparente, se apoya en el amplio acceso a información que permite revisar y contrastar la realidad, sin posiciones sesgadas a favor de ningún actor. Mas que moverse a la izquierda, preocupa que el gobierno pretenda moverse hacia las verdades a medias, hacia el uso permanente y a modo de sus “otros datos”. Queremos ser un país serio, no debemos permitir que se elimine el uso del PIB como unidad de medida del crecimiento del país.

A lo largo de las últimas semanas, la 4T presentó y promovió un conjunto de acciones que generaron preocupaciones y críticas de diversas magnitudes. Desde las restricciones de que fueron objeto las energías eólicas y fotovoltáicas por parte de la Secretaría de Energía, la propuesta de que el INEGI pueda meterse a las casas de las personas de altos recursos para “medir” la riqueza, hasta el discurso en el que el presidente dio su opinión sobre “no consumir de forma enfermiza” y recomendó que si ya se tiene “la ropa indispensable, solo eso”.

La discusión en torno a estos planteamientos fue amplia. Se presentaron reacciones por parte de embajadas de distintos países y amparos en contra de las limitaciones propuestas en Energías Renovables; es muy probable que eso se eche para atrás. También se generó una fuerte crítica por las posibles violaciones al artículo 16 constitucional que generaría darle al Inegi las facultades planteadas, incluso el propio AMLO declaró inconveniente la propuesta del dirigente nacional de Morena. Sin embargo, la sensación que quedó presente en diversos círculos es la proclividad que recientemente ha mostrado el gobierno de moverse hacia una izquierda más dura.

Cuando se toman ese tipo de decisiones y se presentan este tipo de propuestas, no son pocos los que usan la expresión “nos vamos a convertir en otro Venezuela”. Aún cuando no comparto muchas de las decisiones que se han tomado por parte de la actual administración, considero que por el momento no estamos en ese camino.

Las posiciones y actitudes del presidente López Obrador, se encuadran más en lo que fueron el “nacionalismo revolucionario” y el “presidencialismo mexicano”, que en las de una izquierda recalcitrante. Aun cuando sus reflexiones sobre la riqueza hasta el momento, han dejado clara su falta de afinidad para con la “clase empresarial”, tampoco ha planteado políticas públicas alternativas a la lógica del mercado; incluso en temas como el manejo de la deuda y la política fiscal, AMLO ha resultado ser mucho más “neoliberal” que muchos. Por último, cuando se pregunta a sí mismo, “si ya tienen zapatos, para qué comprar más”, lo veo más como otra “exaltación moral”, basada más en credos parroquiales, que en una convocatoria a la lucha de clases marxista.

Sin embargo, un tema que si debe preocuparnos, es la insistencia creciente a dejar de utilizar el Producto Interno Bruto como un instrumento de medida para el crecimiento. Tan solo en la mañanera de ayer, AMLO dijo que está creando un índice alternativo para medir el crecimiento económico y el bienestar, así como los grados de desigualdad social y la felicidad. También que este índice se enfocará a medir lo necesario ante la “nueva normalidad”.

Desde principios de año, cuando se supo por parte del Inegi que la economía mexicana había decrecido un -0.1% del PIB, el presidente empezó a decir que lo importante no era el crecimiento, sino el desarrollo. Ahora que la proyección de caída del PIB podría ser de hasta el 10% para 2020, preocupa que el objetivo de la propuesta presidencial sea “relativizar todo”, medir las cosas en beneficio de su propio discurso, pero no de la gente ni del país.

La #SociedadHorizontal que anhelamos es transparente, se apoya en el amplio acceso a información que permite revisar y contrastar la realidad, sin posiciones sesgadas a favor de ningún actor. Mas que moverse a la izquierda, preocupa que el gobierno pretenda moverse hacia las verdades a medias, hacia el uso permanente y a modo de sus “otros datos”. Queremos ser un país serio, no debemos permitir que se elimine el uso del PIB como unidad de medida del crecimiento del país.