/ domingo 13 de septiembre de 2020

Guerrero vuelta al semáforo naranja

El rostro del Gobernador Héctor Astudillo Flores no podía ser menos adusto al anunciar que éste lunes nuestra entidad regresa al Semáforo Epidemiológico Naranja, lo que representa retornar a la restricción económica y social que le permitía flexibilizar el desarrollo de actividades al 60 por ciento aproximadamente.

El viernes 28 de agosto desde la costa grande, desde el centro turístico de Zihuatanejo recién abierto al turismo, el Mandatario Estatal anunciaba que el lunes 31 de ese mes, la entidad entraría al Semáforo Epidemiológico Amarillo. El 1 de julio, desde Chilpancingo, capital de Guerrero, Astudillo Flores informaba que había confianza de pasar del semáforo Rojo a Naranja.

Solo que los datos han sido el claro indicio de que algo estamos haciendo mal como sociedad y algo está haciendo mal el Gobierno Federal con mensajes encontrados sobre los protocolos.

El estado de Guerrero tenía al sábado 11 de septiembre, el dato oficial sobre contagios un registro de 16 mil 361 contagios con Mil 805 decesos. La Secretaría de Salud indicaba un reporte de 109 caos nuevos que representa un aumento del 0.7% en relación al día anterior.

Al corte del 28 de agosto, con el anuncio de Naranja a Amarillo, estaba en 14 mil 567 confirmados de COVID-19 con Mil 662 defunciones, que representaba un incremento de 0.9 % que en número de casos es de 135 por día; el 1 de Julio el Secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos informaba del registro de 5 mil 413 casos positivos y refería el registro de 892 decesos.

Sobre este anuncio la reacción de grupos empresariales ha sido entendible. En Acapulco refieren la resistencia a cerrar bares y restaurantes con el retorno a Naranja que se aplicará a partir de éste día. En las ciudades con más contagios, como Acapulco, Chilpancingo y otras más, el empleo informal ha tomado nuevamente las calles y se ha distendido la resistencia al contagio y se ha mostrado hasta displicencia para mantener los protocolos indicados.

Pero la vuelta al hogar como espacio seguro no será tan fácil. La familia tiene que resolver las necesidades de sobrevivencia alimentaria y el pago urgente de deudas en forma de servicios la conduce necesariamente a salir con todo el riesgo que conlleva. No hay una política económica tangible del gobierno federal que ha provocado no solo el cierre de negocios establecidos, sino la quiebra de los mismos. Y el endurecimiento de pagos tributarios a los pocos establecidos genera una sensación de ausencia de solidaridad.

No son los mejores momentos para tener una celebración patria que conduzca al reconocimiento de los ideales libertarios que la impulsaron. Sino el momento de la evaluación de qué tanto ha sido útil la transformación si lo urgente y necesario no está resuelto.

Y dentro de ese contexto hay una separación entre el Gobierno Federal y los empresarios; se culpa a las grandes cadenas de venta de alimentos en bolsa y bebidas dulces de los contagios y vulnerabilidad de la población por el problema de la obesidad, a quienes les aplica ya la ley para suprimir del mercado sus productos en lugar de sumar una campaña sobre el cuidado de la salud; no existe una ruta clara sobre el tiempo en que estará vigente en Estados como Guerrero y Oaxaca la restricción que implica el Semáforo Epidemiológico Naranja, dos entidades con vocación turística y cuya población tiene puesta en su recuperación la visita de vacacionistas.

El tema de salud se complica. Como también el económico, el educativo, el turístico. Y hay que reconocer también el reto con una sociedad que también se resiste a cooperar para ayudarse a sí misma. Surrealismo?

El rostro del Gobernador Héctor Astudillo Flores no podía ser menos adusto al anunciar que éste lunes nuestra entidad regresa al Semáforo Epidemiológico Naranja, lo que representa retornar a la restricción económica y social que le permitía flexibilizar el desarrollo de actividades al 60 por ciento aproximadamente.

El viernes 28 de agosto desde la costa grande, desde el centro turístico de Zihuatanejo recién abierto al turismo, el Mandatario Estatal anunciaba que el lunes 31 de ese mes, la entidad entraría al Semáforo Epidemiológico Amarillo. El 1 de julio, desde Chilpancingo, capital de Guerrero, Astudillo Flores informaba que había confianza de pasar del semáforo Rojo a Naranja.

Solo que los datos han sido el claro indicio de que algo estamos haciendo mal como sociedad y algo está haciendo mal el Gobierno Federal con mensajes encontrados sobre los protocolos.

El estado de Guerrero tenía al sábado 11 de septiembre, el dato oficial sobre contagios un registro de 16 mil 361 contagios con Mil 805 decesos. La Secretaría de Salud indicaba un reporte de 109 caos nuevos que representa un aumento del 0.7% en relación al día anterior.

Al corte del 28 de agosto, con el anuncio de Naranja a Amarillo, estaba en 14 mil 567 confirmados de COVID-19 con Mil 662 defunciones, que representaba un incremento de 0.9 % que en número de casos es de 135 por día; el 1 de Julio el Secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos informaba del registro de 5 mil 413 casos positivos y refería el registro de 892 decesos.

Sobre este anuncio la reacción de grupos empresariales ha sido entendible. En Acapulco refieren la resistencia a cerrar bares y restaurantes con el retorno a Naranja que se aplicará a partir de éste día. En las ciudades con más contagios, como Acapulco, Chilpancingo y otras más, el empleo informal ha tomado nuevamente las calles y se ha distendido la resistencia al contagio y se ha mostrado hasta displicencia para mantener los protocolos indicados.

Pero la vuelta al hogar como espacio seguro no será tan fácil. La familia tiene que resolver las necesidades de sobrevivencia alimentaria y el pago urgente de deudas en forma de servicios la conduce necesariamente a salir con todo el riesgo que conlleva. No hay una política económica tangible del gobierno federal que ha provocado no solo el cierre de negocios establecidos, sino la quiebra de los mismos. Y el endurecimiento de pagos tributarios a los pocos establecidos genera una sensación de ausencia de solidaridad.

No son los mejores momentos para tener una celebración patria que conduzca al reconocimiento de los ideales libertarios que la impulsaron. Sino el momento de la evaluación de qué tanto ha sido útil la transformación si lo urgente y necesario no está resuelto.

Y dentro de ese contexto hay una separación entre el Gobierno Federal y los empresarios; se culpa a las grandes cadenas de venta de alimentos en bolsa y bebidas dulces de los contagios y vulnerabilidad de la población por el problema de la obesidad, a quienes les aplica ya la ley para suprimir del mercado sus productos en lugar de sumar una campaña sobre el cuidado de la salud; no existe una ruta clara sobre el tiempo en que estará vigente en Estados como Guerrero y Oaxaca la restricción que implica el Semáforo Epidemiológico Naranja, dos entidades con vocación turística y cuya población tiene puesta en su recuperación la visita de vacacionistas.

El tema de salud se complica. Como también el económico, el educativo, el turístico. Y hay que reconocer también el reto con una sociedad que también se resiste a cooperar para ayudarse a sí misma. Surrealismo?