/ lunes 15 de marzo de 2021

"Guerrero, laboratorio político"

En el Bicentenario de la Bandera Nacional, este reciente 24 de Febrero, uno de los discursos que, valga la redundancia, discurrieron el devenir histórico plantados desde donde se mira, ya el pasado, ya el futuro, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores decía, entre otras cosas que Agustín de Iturbide miraba hacia el pasado y Vicente Guerrero hacia el futuro. Uno con la Monarquía y otro con la República.

Al General Guerrero, a quien se le debe su reconocimiento real en la historia de México, enfrentó en su contexto de actuación, la descalificación y su linaje afroamericano fue visto con desdén más allá de lo que aportaba. Lo descalificaron por el miedo que inspiraba, no podían entender cómo él podía tener el temple para encabezar la resistencia y ese temor condujo a cometer con él graves fechorías hacia su persona, hasta terminar por una traición más que le costaría la vida.

En el México contemporáneo, al Estado con sus movimientos de insurgencia fue visto con desconfianza. No entender de dónde provenía la fuerza del General Vicente Guerrero ha seguido a la y el guerrerense para considerar que si algo logra vencer esa resistencia, otra entidad no podrá más que sumarse. Y así, dominan y ensayan formas distintas para enfrentar desafíos, instaurar programas o, simplemente, desecharlos.

Cuando José Francisco Ruíz Massieu gobernó el Estado de Guerrero, instauró programas y acciones políticas y sociales que sirvieron para “medir” la reacción y tomarlos en otra esfera gubernativa.

Una de esas primeras acciones fue el “COVEI” cuyo propósito fue realizar mediciones entre personajes políticos para dejar de lado formas de decisión unilateral en la determinación de candidaturas.

Ese primer laboratorio político abierto, hay que decirlo, vulneró el esquema de asumir candidaturas, incluso las que provenían desde el centro del país. No fue fácil cambiar las formas. Hay quienes salieron del PRI y se fueron a otros partidos políticos.

Otras acciones fueron el impulso a la creación de los Derechos Humanos, una Secretaría de la Mujer, la Secretaría de Desarrollo Social, la de Asuntos Indígenas, por citar algunos que después fueron instaurados a nivel nacional.

Ahora, la entidad vuelve a ser considerada como laboratorio político. Pero ahora en la esfera de lo moral. Donde se enfrentan mujeres con su dicho a la justicia, al tiempo y a la política. El resultado habrá de permitirle al país, al Mandatario Federal y al partido que creo, saber que, si logra someter una entidad como Guerrero, ¿lo demás es pan comido…surrealismo?

En el Bicentenario de la Bandera Nacional, este reciente 24 de Febrero, uno de los discursos que, valga la redundancia, discurrieron el devenir histórico plantados desde donde se mira, ya el pasado, ya el futuro, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores decía, entre otras cosas que Agustín de Iturbide miraba hacia el pasado y Vicente Guerrero hacia el futuro. Uno con la Monarquía y otro con la República.

Al General Guerrero, a quien se le debe su reconocimiento real en la historia de México, enfrentó en su contexto de actuación, la descalificación y su linaje afroamericano fue visto con desdén más allá de lo que aportaba. Lo descalificaron por el miedo que inspiraba, no podían entender cómo él podía tener el temple para encabezar la resistencia y ese temor condujo a cometer con él graves fechorías hacia su persona, hasta terminar por una traición más que le costaría la vida.

En el México contemporáneo, al Estado con sus movimientos de insurgencia fue visto con desconfianza. No entender de dónde provenía la fuerza del General Vicente Guerrero ha seguido a la y el guerrerense para considerar que si algo logra vencer esa resistencia, otra entidad no podrá más que sumarse. Y así, dominan y ensayan formas distintas para enfrentar desafíos, instaurar programas o, simplemente, desecharlos.

Cuando José Francisco Ruíz Massieu gobernó el Estado de Guerrero, instauró programas y acciones políticas y sociales que sirvieron para “medir” la reacción y tomarlos en otra esfera gubernativa.

Una de esas primeras acciones fue el “COVEI” cuyo propósito fue realizar mediciones entre personajes políticos para dejar de lado formas de decisión unilateral en la determinación de candidaturas.

Ese primer laboratorio político abierto, hay que decirlo, vulneró el esquema de asumir candidaturas, incluso las que provenían desde el centro del país. No fue fácil cambiar las formas. Hay quienes salieron del PRI y se fueron a otros partidos políticos.

Otras acciones fueron el impulso a la creación de los Derechos Humanos, una Secretaría de la Mujer, la Secretaría de Desarrollo Social, la de Asuntos Indígenas, por citar algunos que después fueron instaurados a nivel nacional.

Ahora, la entidad vuelve a ser considerada como laboratorio político. Pero ahora en la esfera de lo moral. Donde se enfrentan mujeres con su dicho a la justicia, al tiempo y a la política. El resultado habrá de permitirle al país, al Mandatario Federal y al partido que creo, saber que, si logra someter una entidad como Guerrero, ¿lo demás es pan comido…surrealismo?