/ lunes 28 de diciembre de 2020

Fin de año 2020. El mundo a prueba

En el infierno de Dante, el abismo es profundo. Tan profundo que en la caída aún hay tiempo para cometer más acciones que en lugar de detener el camino, conducen a las llamas donde el tiempo es más largo como el tiempo de la permanencia para el arrepentimiento si la reflexión toca la razón que no se usó si se está ahí, que él logró cruzar en 24 horas.

En el 2020 que nos puso a prueba, parece que Dante, en la Edad Media, el periodo oscuro, da a luz a su “Divina Comedia” que alertaron un porvenir que todos consideramos no era el nuestro. Y aquí estamos, casi cerrando el año con un balance que se antoja Dantés por las condiciones que se han tenido que hacer para evitar los círculos de las pruebas y sobrevivir con dignidad.

Regreso con Dante. Él tomó la traición como uno de los pecados más castigados. En este 2020 quién cometió traición con la población? Quienes, conociendo el entorno de la pandemia por Coronavirus, no tomaron medidas a tiempo para contener el contagio y la muerte? Quienes no activaron de manera oportuna protocolos de sanidad? Quienes no fortalecieron al ejército blanco que se encargaría de hacer frente al “enemigo”? quienes no percibieron que lo vulnerable de la sociedad, luego de la salud, era la economía? Quienes no predicaron con el ejemplo en las medidas de sanidad?

Frente a la falta de información científica necesaria y urgente sobre lo que representaba el Coronavirus, el espacio fue ocupado por la elucubración que, surrealistamente, fue impulsado desde las filas de donde debía procurarse la prevención de la salud, donde fue notoria la contradicción del tema y en lugar de aprender de cada nación afectada, se desdeñó la enseñanza.

La enseñanza misma está afectada como sistema educativo del país. Y será este ciclo escolar la preparación de lo que parece inminente: un cambio en las formas para un más amplio aprovechamiento de la tecnología.

Terminamos el año 2020 divididos, agredidos, con incertidumbre, con vacíos sociales, con aislamiento. Parecen los tres mundos de Dante: el infierno, el purgatorio, el paraíso. El infierno que han cruzado las y los enfermos de COVID-19 y sus familias. El purgatorio y los efectos psicológicos del pecado como temor del contagio han convertido los espacios familiares en los más riesgosos, o tan riesgosos como las calles y sus peligros. Tan riesgosos como salir a trabajar para alcanzar el sustento, tan riesgosos como convivir con compañeros trabajadores, hacer compras, y sentir que cada cual representa peligro, aún nosotras y nosotros para ellos.

El 2020 casi toca las campanas de fin de año, campanas que no han tañido por los muertos por covid-19, sería una locura, pero quizá necesaria para entender el riesgo. Este año el mejor balance es estar. Si, estar vivos. Mirar a nuestros seres queridos y saber que están bien. Sumar nuestra oración por quienes partieron, conocidos o no. Queridos o desconocidos que representaron un afecto y una historia.

Dante buscó el paraíso y encontró en Beatriz tanto la fuente de amor, el peligro del pecado, como la redención. Dante aún nos alerta sobre las tres bestias: el león con la soberbia; la loba con la avaricia; el guepardo con la lujuria. Aún nos alerta sobre la selva oscura y la pérdida del espíritu, y aún nos guía en su búsqueda de DIOS, para emularlo. Surrealismo? Muchas gracias por su lectura. Que tengan un buen año 2021.

En el infierno de Dante, el abismo es profundo. Tan profundo que en la caída aún hay tiempo para cometer más acciones que en lugar de detener el camino, conducen a las llamas donde el tiempo es más largo como el tiempo de la permanencia para el arrepentimiento si la reflexión toca la razón que no se usó si se está ahí, que él logró cruzar en 24 horas.

En el 2020 que nos puso a prueba, parece que Dante, en la Edad Media, el periodo oscuro, da a luz a su “Divina Comedia” que alertaron un porvenir que todos consideramos no era el nuestro. Y aquí estamos, casi cerrando el año con un balance que se antoja Dantés por las condiciones que se han tenido que hacer para evitar los círculos de las pruebas y sobrevivir con dignidad.

Regreso con Dante. Él tomó la traición como uno de los pecados más castigados. En este 2020 quién cometió traición con la población? Quienes, conociendo el entorno de la pandemia por Coronavirus, no tomaron medidas a tiempo para contener el contagio y la muerte? Quienes no activaron de manera oportuna protocolos de sanidad? Quienes no fortalecieron al ejército blanco que se encargaría de hacer frente al “enemigo”? quienes no percibieron que lo vulnerable de la sociedad, luego de la salud, era la economía? Quienes no predicaron con el ejemplo en las medidas de sanidad?

Frente a la falta de información científica necesaria y urgente sobre lo que representaba el Coronavirus, el espacio fue ocupado por la elucubración que, surrealistamente, fue impulsado desde las filas de donde debía procurarse la prevención de la salud, donde fue notoria la contradicción del tema y en lugar de aprender de cada nación afectada, se desdeñó la enseñanza.

La enseñanza misma está afectada como sistema educativo del país. Y será este ciclo escolar la preparación de lo que parece inminente: un cambio en las formas para un más amplio aprovechamiento de la tecnología.

Terminamos el año 2020 divididos, agredidos, con incertidumbre, con vacíos sociales, con aislamiento. Parecen los tres mundos de Dante: el infierno, el purgatorio, el paraíso. El infierno que han cruzado las y los enfermos de COVID-19 y sus familias. El purgatorio y los efectos psicológicos del pecado como temor del contagio han convertido los espacios familiares en los más riesgosos, o tan riesgosos como las calles y sus peligros. Tan riesgosos como salir a trabajar para alcanzar el sustento, tan riesgosos como convivir con compañeros trabajadores, hacer compras, y sentir que cada cual representa peligro, aún nosotras y nosotros para ellos.

El 2020 casi toca las campanas de fin de año, campanas que no han tañido por los muertos por covid-19, sería una locura, pero quizá necesaria para entender el riesgo. Este año el mejor balance es estar. Si, estar vivos. Mirar a nuestros seres queridos y saber que están bien. Sumar nuestra oración por quienes partieron, conocidos o no. Queridos o desconocidos que representaron un afecto y una historia.

Dante buscó el paraíso y encontró en Beatriz tanto la fuente de amor, el peligro del pecado, como la redención. Dante aún nos alerta sobre las tres bestias: el león con la soberbia; la loba con la avaricia; el guepardo con la lujuria. Aún nos alerta sobre la selva oscura y la pérdida del espíritu, y aún nos guía en su búsqueda de DIOS, para emularlo. Surrealismo? Muchas gracias por su lectura. Que tengan un buen año 2021.