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Desde 1959 nuestro país celebra el Día del Árbol, cada segundo jueves de julio (2017, 13 de julio). El decreto presidencial que instauró la fecha se publicó el 1 de julio de hace 58 años, en ese mismo decreto se instituye de manera permanente la Fiesta del Bosque durante todo este mes. Sin importar el origen de la festividad, es innegable la necesidad de cuidar y reforestar nuestros bosques. Para la Campaña Nacional de Reforestación 2017 se tiene como meta reforestar 123 mil 200 hectáreas, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
Otros datos arrojan, que la primera vez que se celebró la Fiesta del Árbol en el mundo fue en el año 1805, en la pequeña localidad extremeña de Villanueva de la Sierra (Cáceres), una iniciativa promovida por el párroco del lugar Ramón Vacas Rojo, con el apoyo entusiasta de toda la población. Su celebración anual tiene lugar cada 26 de febrero.
Esta celebración y el estudio de los orígenes de la misma, renacieron a principio de los años ochenta gracias a la labor de los maestros del pueblo que promovieron la creación de un parque dedicado al árbol, y así realizaron distintos proyectos para conseguir que esta tradición, no cayera en el olvido. En diciembre de 2016 ha sido declarado Bien de Interés Cultural inmaterial.
El Día Internacional de los Bosques, el Día Mundial del Árbol y también llamado anteriormente el Día Forestal Mundial fue inicialmente una recomendación del Congreso Forestal Mundial que se celebró en Roma en 1969. Esta encomienda fue aceptada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en 1971; el día asignado fue el 21 de marzo, que coincide con la entrada de la primavera en el Hemisferio Boreal y con la del otoño en el Austral.
Por ello es vital saber implementar la reforestación sustentable, recurrir a la permacultura, biohuertas, azoteas verdes y jardines verticales. Para poder otorgar más oxígeno a las ciudades, y equilibrar nuestro ecosistema.
Todo está unido con la flora y la fauna, porque estamos a nada de la extinción de manglares o escualos, de no poner fin a la caza y pesca furtivas que amenaza a algunas de las variedades más emblemáticas del orbe. De no diseñar imágenes urbanas sostenibles. Por ejemplo, la matanza de elefantes africanos para obtener sus colmillos y la trata de su marfil, siguen siendo alarmantemente frecuentes.
Los elefantes asiáticos también son “asesinados” cada vez. Chitas, pangolines, rinocerontes, tortugas de mar, tiburones, tigres, ballenas y maderas nobles, se ven expuestas a una variedad de problemas diferentes, derivados de, entre otros factores, el cambio climático, la sobreexplotación o el tráfico ilícito.
Enumero los puntos relevantes para fortalecer nuestra naturaleza y medio ambiente. 1. Bosques y selvas favorecen la recarga de los mantos acuíferos (aguas subterráneas), de donde obtenemos gran parte del agua que utilizamos en nuestra vida diaria. 2. La naturaleza es hogar de animales, plantas, insectos y de muchos organismos microscópicos importantes para el equilibrio de la vida. 3. Los árboles y las plantas que capturan el bióxido de carbono del aire y liberan oxígeno al ambiente. 4. La naturaleza nos brinda hermosos paisajes, lugares de descanso y espacios para llevar actividades educativas, como las de este día. Así también como sitios recreativos y turísticos. 5. Las zonas de bosques y selvas disminuyen los efectos de fenómenos naturales como huracanes, ciclones o disposición del agua, la deforestación, los patrones de producción y consumo, así como los principios y valores que sustentan a esta sociedad.
Es por eso que debemos modificar nuestras rutinas y costumbres en actividades cotidianas como transportarnos, asearnos, viajar, cocinar o comprar productos, por el impacto de éstas en el ambiente. 7. Para conformar el cuadro de acción se debe trabajar en una sinergia o un proceso integral, como ejemplo en México tenemos a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa); quienes vigilan y ejecutan las leyes y normas, como la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente; la Ley General de Vida Silvestre; la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos; la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, o bien, la Ley de Protección al Ambiente para el Desarrollo Sustentable, entre otras.
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