/ viernes 9 de abril de 2021

Entre votar y botar está la opción ciudadana

El lema de “Sufragio efectivo, no reelección” como fue concebido por Francisco I. Madero, ya no tiene cabida en nuestro sistema político mexicano, en virtud de que se aplicaba a todos los cargos de elección popular.

Actualmente la reforma política del 2014 permite en su artículo 115 de la Carta Magna que alcaldes, regidores y síndicos de los Ayuntamientos sean reelectos para el periodo inmediato al del término de su encargo (claro, siempre y cuando su partido que lo llevó al poder lo proponga) y solo por un periodo más.

En el caso de los diputados locales, el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que podrán reelegirse hasta por 4 períodos consecutivos (en iguales términos que los anteriores).

En tanto, los senadores y diputados federales, de acuerdo al artículo 59 del mismo ordenamiento citado, refiere que los primeros podrán ser reelectos hasta por dos períodos consecutivos y los segundos hasta por 4 períodos consecutivos (en los mismos términos que los anteriores).

Ahora bien, tenemos que distinguir entre perpetuarse en el cargo sin votación y el ser votado consecutivamente por un electorado; ya que no es lo mismo.

Al someterse al escrutinio del votante, el candidato que aún está dentro de su periodo de funciones, aunque separado para andar en campaña, (sic) se arriesga a que la sociedad en su mayoría le dé la espalda y lo bote al terminar su periodo impidiéndole reelegirse. En otras palabras; “Si actúas mal se te pudre el tamal”, o lo que es lo mismo “si no cumples con lo que prometiste se te acabo la ubre”, aunque esto tiene sus “asegunes”, ya que siempre existirá la posibilidad de que le den como premio de consolación una diputación o senaduría de representación proporcional (no son votados).

Pero vayamos por partes.

La pregunta es: ¿En verdad son importantes los partidos políticos?

La repuesta de los políticos y quienes empiezan por este sendero dirán que ¡Sí!

Siguiente pregunta: ¿Para qué sirven los partidos políticos? En teoría y de acuerdo con el artículo 41 de la Ley Suprema son indispensables para la participación en la vida democrática; esto es que cualquier ciudadano pueda ser candidato para puestos de elección popular.

Pero viene la siguiente pregunta: ¿Los partidos políticos tienen dueño? Pues en la realidad pareciera que sí, ya que podemos ver como el partido naranja del águila con sus alas abiertas mantiene a un siniestro sujeto como su líder desde hace varios lustros.

El nuevo instituto político Redes Sociales Progresista tiene como sus dirigentes a Fernando González, yerno de la profesora multimillonaria Elba Esther Gordillo, así como al nieto de esta misma de nombre René Fujiwara, además de su sobrino Ricardo Aguilar Gordillo - la familia feliz -.

Anteriormente el llamado partido Verde Ecologista estaba regenteado por Jorge González Torres y su heredero apodado “el Niño verde”.

En el PRD hay camarillas de grupos dominados por los “Chuchos” (Jesús Ortega y Jesús Zambrano), quienes mueven a su antojo a las tribus que conforman dicho instituto político.

El PRI de igual manera se maneja por grupos, aunque por mucho tiempo el innombrable fue quien designaba candidato presidencial.

El PAN más o menos se ha mantenido en la tesis democrática interna al no permitir que presidente nombre presidente del partido.

En fin, podemos concluir que los partidos políticos son un buen negocio para quienes se dedican a esto de tiempo completo llevando a toda su parentela (esposas, hijos, amantes, hermanos, etcétera) a puestos claves en los gobiernos y en las instituciones políticas para seguir mamando de la ubre millonaria del presupuesto que se otorga a los partidos políticos (¿conoce usted algún caso? ).

Pues bien, amable lector, nosotros tenemos la opción de votar o botar a los vividores de la política o seguir manteniéndolos para que sigan enriqueciéndose a costa de hacernos pen...itentes, mientras ellos se hinchan de dinero.

Ahí se los dejo de tarea.

El lema de “Sufragio efectivo, no reelección” como fue concebido por Francisco I. Madero, ya no tiene cabida en nuestro sistema político mexicano, en virtud de que se aplicaba a todos los cargos de elección popular.

Actualmente la reforma política del 2014 permite en su artículo 115 de la Carta Magna que alcaldes, regidores y síndicos de los Ayuntamientos sean reelectos para el periodo inmediato al del término de su encargo (claro, siempre y cuando su partido que lo llevó al poder lo proponga) y solo por un periodo más.

En el caso de los diputados locales, el artículo 116 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que podrán reelegirse hasta por 4 períodos consecutivos (en iguales términos que los anteriores).

En tanto, los senadores y diputados federales, de acuerdo al artículo 59 del mismo ordenamiento citado, refiere que los primeros podrán ser reelectos hasta por dos períodos consecutivos y los segundos hasta por 4 períodos consecutivos (en los mismos términos que los anteriores).

Ahora bien, tenemos que distinguir entre perpetuarse en el cargo sin votación y el ser votado consecutivamente por un electorado; ya que no es lo mismo.

Al someterse al escrutinio del votante, el candidato que aún está dentro de su periodo de funciones, aunque separado para andar en campaña, (sic) se arriesga a que la sociedad en su mayoría le dé la espalda y lo bote al terminar su periodo impidiéndole reelegirse. En otras palabras; “Si actúas mal se te pudre el tamal”, o lo que es lo mismo “si no cumples con lo que prometiste se te acabo la ubre”, aunque esto tiene sus “asegunes”, ya que siempre existirá la posibilidad de que le den como premio de consolación una diputación o senaduría de representación proporcional (no son votados).

Pero vayamos por partes.

La pregunta es: ¿En verdad son importantes los partidos políticos?

La repuesta de los políticos y quienes empiezan por este sendero dirán que ¡Sí!

Siguiente pregunta: ¿Para qué sirven los partidos políticos? En teoría y de acuerdo con el artículo 41 de la Ley Suprema son indispensables para la participación en la vida democrática; esto es que cualquier ciudadano pueda ser candidato para puestos de elección popular.

Pero viene la siguiente pregunta: ¿Los partidos políticos tienen dueño? Pues en la realidad pareciera que sí, ya que podemos ver como el partido naranja del águila con sus alas abiertas mantiene a un siniestro sujeto como su líder desde hace varios lustros.

El nuevo instituto político Redes Sociales Progresista tiene como sus dirigentes a Fernando González, yerno de la profesora multimillonaria Elba Esther Gordillo, así como al nieto de esta misma de nombre René Fujiwara, además de su sobrino Ricardo Aguilar Gordillo - la familia feliz -.

Anteriormente el llamado partido Verde Ecologista estaba regenteado por Jorge González Torres y su heredero apodado “el Niño verde”.

En el PRD hay camarillas de grupos dominados por los “Chuchos” (Jesús Ortega y Jesús Zambrano), quienes mueven a su antojo a las tribus que conforman dicho instituto político.

El PRI de igual manera se maneja por grupos, aunque por mucho tiempo el innombrable fue quien designaba candidato presidencial.

El PAN más o menos se ha mantenido en la tesis democrática interna al no permitir que presidente nombre presidente del partido.

En fin, podemos concluir que los partidos políticos son un buen negocio para quienes se dedican a esto de tiempo completo llevando a toda su parentela (esposas, hijos, amantes, hermanos, etcétera) a puestos claves en los gobiernos y en las instituciones políticas para seguir mamando de la ubre millonaria del presupuesto que se otorga a los partidos políticos (¿conoce usted algún caso? ).

Pues bien, amable lector, nosotros tenemos la opción de votar o botar a los vividores de la política o seguir manteniéndolos para que sigan enriqueciéndose a costa de hacernos pen...itentes, mientras ellos se hinchan de dinero.

Ahí se los dejo de tarea.