/ miércoles 14 de octubre de 2020

Empresas vs pandemia (segunda parte)

Esta pandemia que ha reventado a la sociedad en lo que va del año, es simplemente un desafío para cada uno de nosotros. Y ha evidenciado totalmente a los gobiernos de todo el mundo: “Primermundistas y tercermundistas”. Las monarquías y las democracias, la República y la Oligarquía, todo el barullo sistémico penden de ellos. Tienen el porte y la investidura de auxiliar, sumar, dar y otorgar con el derecho pleno a las garantías en salud, educación, seguridad, por mencionar algunos ejes. Los gobiernos tienen la capacidad de decisión sobre la población. En nuestro caso con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Las empresas y el tercer sector dependen del régimen intrincado que nos erige. Desde el Gabinete, el Pleno, el Cabildo, el “dedazo” tan mexicano. Debemos las nuevas generaciones desvincular lo que es un gobierno y una empresa, o ser corporativista gubernamental al mismo tiempo para beneficio personal y familiar. La modalidad de que el empresario anhela gobernar y viceversa, está mal diseñado, producido y ejecutado. Hoy en día en este proceso en el que va la mitad del país a elegir nuevos gobiernos estatales y políticos, (más de 21 mil puestos competirán, el más grande en la historia de la nación) tenemos por obligación, señalar bajo la misma vía legal quién gana y quién no debe ni reelegirse.

Presupuestos van y vienen, excusas, acusaciones, chantajes, sobornos, espionaje, en fin, lo que usted guste y mande desde 1919. Creación o eliminación de secretarías y promulgaciones y revocaciones de leyes, decretos y edictos, un océano interminable de retórica. Los comicios electorales aguardan y desde hace semanas todo es llano, apático, repetitivo y mediocre. Hay integrantes de institutos políticos que solamente aguardan en la foto colectiva, no importando las tres reglas de oro en esta pandemia provocada por el mediático SARS-CoV-2. Lavarse las manos regularmente, usar cubre bocas y mantener la distancia. Comportamientos elementales que detienen el virus, incluso sin vacunas o tratamientos tradicionales, dicho por epidemiólogos del orbe.

La OMS ha reportado que hay un récord global de 350 mil contagios diarios, y esa cifra corresponde a un tercio de Europa. Las presiones en España, Francia e Italia por no cerrar fronteras y seguir con la idea del vacacionista seguro y prudente, han causado a la fecha un caos en el sector salud del Viejo Continente. No hay manual, ni semáforo, ni cursos o talleres que funcionen ante este tanteo. Disciplina y sentido común es lo que indudablemente nos mantendrá con vida, pero quienes dirigen un país, estado o ciudad, anteponen su persona por encima de los seres vivos de manera exponencial. No saben. Ignoran. Desconocen. A la vista está su trabajo administrativo, salga usted a la calle y observe, de verdad, abra los ojos. Ayúdese con la internet si quiere, la tecnología es una plataforma que devela las mentiras de manera cruel. No se necesita ser un individuo con un coeficiente intelectual de 195. Ni mucho menos tener doctorados o maestrías. Los gobiernos y sus representantes, se han dado el crédito absolutamente en todos los niveles y poderes, hemos sido dirigido mayormente por oportunistas y arribistas. ¿No está usted cansado?

Para ello, acoto lo siguiente. Dirigir una empresa es mantener un negocio que estabilice la economía local e interconectada a otros países. Hace que fluya el dinero si viene de la autoridad municipal, estatal y federal. Debemos motivar, eficientar, hacer una reputación y tener nobleza, por mencionar algunos atributos. Hay algo en nosotros como una industria portentosa y benevolente, cableado de arterias y venas, carne y huesos. El reto recae en las generaciones venideras.

Esta pandemia que ha reventado a la sociedad en lo que va del año, es simplemente un desafío para cada uno de nosotros. Y ha evidenciado totalmente a los gobiernos de todo el mundo: “Primermundistas y tercermundistas”. Las monarquías y las democracias, la República y la Oligarquía, todo el barullo sistémico penden de ellos. Tienen el porte y la investidura de auxiliar, sumar, dar y otorgar con el derecho pleno a las garantías en salud, educación, seguridad, por mencionar algunos ejes. Los gobiernos tienen la capacidad de decisión sobre la población. En nuestro caso con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Las empresas y el tercer sector dependen del régimen intrincado que nos erige. Desde el Gabinete, el Pleno, el Cabildo, el “dedazo” tan mexicano. Debemos las nuevas generaciones desvincular lo que es un gobierno y una empresa, o ser corporativista gubernamental al mismo tiempo para beneficio personal y familiar. La modalidad de que el empresario anhela gobernar y viceversa, está mal diseñado, producido y ejecutado. Hoy en día en este proceso en el que va la mitad del país a elegir nuevos gobiernos estatales y políticos, (más de 21 mil puestos competirán, el más grande en la historia de la nación) tenemos por obligación, señalar bajo la misma vía legal quién gana y quién no debe ni reelegirse.

Presupuestos van y vienen, excusas, acusaciones, chantajes, sobornos, espionaje, en fin, lo que usted guste y mande desde 1919. Creación o eliminación de secretarías y promulgaciones y revocaciones de leyes, decretos y edictos, un océano interminable de retórica. Los comicios electorales aguardan y desde hace semanas todo es llano, apático, repetitivo y mediocre. Hay integrantes de institutos políticos que solamente aguardan en la foto colectiva, no importando las tres reglas de oro en esta pandemia provocada por el mediático SARS-CoV-2. Lavarse las manos regularmente, usar cubre bocas y mantener la distancia. Comportamientos elementales que detienen el virus, incluso sin vacunas o tratamientos tradicionales, dicho por epidemiólogos del orbe.

La OMS ha reportado que hay un récord global de 350 mil contagios diarios, y esa cifra corresponde a un tercio de Europa. Las presiones en España, Francia e Italia por no cerrar fronteras y seguir con la idea del vacacionista seguro y prudente, han causado a la fecha un caos en el sector salud del Viejo Continente. No hay manual, ni semáforo, ni cursos o talleres que funcionen ante este tanteo. Disciplina y sentido común es lo que indudablemente nos mantendrá con vida, pero quienes dirigen un país, estado o ciudad, anteponen su persona por encima de los seres vivos de manera exponencial. No saben. Ignoran. Desconocen. A la vista está su trabajo administrativo, salga usted a la calle y observe, de verdad, abra los ojos. Ayúdese con la internet si quiere, la tecnología es una plataforma que devela las mentiras de manera cruel. No se necesita ser un individuo con un coeficiente intelectual de 195. Ni mucho menos tener doctorados o maestrías. Los gobiernos y sus representantes, se han dado el crédito absolutamente en todos los niveles y poderes, hemos sido dirigido mayormente por oportunistas y arribistas. ¿No está usted cansado?

Para ello, acoto lo siguiente. Dirigir una empresa es mantener un negocio que estabilice la economía local e interconectada a otros países. Hace que fluya el dinero si viene de la autoridad municipal, estatal y federal. Debemos motivar, eficientar, hacer una reputación y tener nobleza, por mencionar algunos atributos. Hay algo en nosotros como una industria portentosa y benevolente, cableado de arterias y venas, carne y huesos. El reto recae en las generaciones venideras.