/ domingo 7 de marzo de 2021

Elecciones en tiempos de Covid-19

La contienda por la gubernatura de Guerrero arrancó oficialmente este viernes con singular polémica y amplia atención mediática nacional e internacional. Sin dificultades en el trámite, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana validó las ocho candidaturas registradas, tres de estas encabezadas por mujeres.

Además del dominante Movimiento Regeneración Nacional que será representado por Félix Salgado Macedonio, de forma inédita aparecerá en la boleta electoral una alianza entre el PRI y su antítesis ideológica, el PRD, con el priísta Mario Moreno Arcos como abanderado. También van coaligados el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México con el empresario Pedro Segura y el naciente Fuerza por México -como en otros estados del país- apostó por un perfil afamado al lanzar al ex seleccionado nacional de futbol y alcalde de Coyoacán con licencia, Manuel Negrete.

Movimiento Ciudadano se decantó por la ex diputada federal de origen guerrerense Ruth Zavaleta; Acción Nacional por su ex diputada local Irma Lilia Garzón y Encuentro Solidario -antes Encuentro Social- por la ex líder sindical Dolores Huerta Valdovinos. Redes Sociales Progresistas también se inscribió a este proceso electoral con el líder popular Ambrosio Guzmán Juárez.

Entre esa amplia oferta variopinta, sin embargo, no se logran visibilizar todavía plataformas claras que identifiquen a cada proyecto político en su búsqueda del voto.

Sabida esta sobremanera la propuesta política que debe enarbolar todo candidato de Morena, dictada desde Palacio Nacional, pero cada uno “tropicaliza” la Cuarta Transformación conforme a sus intereses. Acapulco, sólo por referir un ejemplo inmediato, es muestra distópica de ello.

En el amasiato PRI-PRD no queda claro de qué lado caminará la alianza ni cómo ambos partidos fusionarán causas distintas en un plan de gobierno que fluya hacia un interés común. Del PAN y Movimiento Ciudadano se conocen ciertos rasgos ideológicos y pragmáticos, aunque nunca ejecutados desde Casa Guerrero, mientras que el resto de partidos y coaliciones -en palabras lisas y llanas- tienen pocas posibilidades de sobresalir en la elección.

Esta vez, la pandemia del Covid-19 se impondrá como agenda de las campañas, definirá las condiciones para su desarrollo y obligará a candidatos a reformular compromisos ante el electorado porque las problemáticas de siempre padecidas por el grueso de los guerrerenses están rebasadas por los efectos de la contingencia sanitaria, principalmente, en la economía familiar.

Mientras persistan las restricciones a diversas actividades productivas, cualquier promesa de reactivación económica está condenada al fracaso. De ahí la necesidad de que estas campañas se reinventen y quienes aspiran a gobernarnos concluyan propuestas realizables conforme a la situación actual que sigue siendo incierta.

Lo que sí resulta fundamental, de entrada, es comprometer acciones contundentes en materia turística que sostengan y levanten esa actividad con miras a prepararla para la eventual normalización de los viajes, una vez que la vacunación avance y los contagios disminuyan.

Más allá de las simpatías y las filias políticas, la sociedad guerrerense requiere un o una gobernante con capacidad de hacer frente a este momento crítico y crucial que garantice recuperar los niveles económicos alcanzados hasta antes de la pandemia y mantener una tendencia decreciente en la comisión de delitos diversos.

Con seguridad y estabilidad económica durante los próximos seis años, sin importar colores o siglas, Guerrero logrará olvidar esta funesta crisis.

La contienda por la gubernatura de Guerrero arrancó oficialmente este viernes con singular polémica y amplia atención mediática nacional e internacional. Sin dificultades en el trámite, el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana validó las ocho candidaturas registradas, tres de estas encabezadas por mujeres.

Además del dominante Movimiento Regeneración Nacional que será representado por Félix Salgado Macedonio, de forma inédita aparecerá en la boleta electoral una alianza entre el PRI y su antítesis ideológica, el PRD, con el priísta Mario Moreno Arcos como abanderado. También van coaligados el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México con el empresario Pedro Segura y el naciente Fuerza por México -como en otros estados del país- apostó por un perfil afamado al lanzar al ex seleccionado nacional de futbol y alcalde de Coyoacán con licencia, Manuel Negrete.

Movimiento Ciudadano se decantó por la ex diputada federal de origen guerrerense Ruth Zavaleta; Acción Nacional por su ex diputada local Irma Lilia Garzón y Encuentro Solidario -antes Encuentro Social- por la ex líder sindical Dolores Huerta Valdovinos. Redes Sociales Progresistas también se inscribió a este proceso electoral con el líder popular Ambrosio Guzmán Juárez.

Entre esa amplia oferta variopinta, sin embargo, no se logran visibilizar todavía plataformas claras que identifiquen a cada proyecto político en su búsqueda del voto.

Sabida esta sobremanera la propuesta política que debe enarbolar todo candidato de Morena, dictada desde Palacio Nacional, pero cada uno “tropicaliza” la Cuarta Transformación conforme a sus intereses. Acapulco, sólo por referir un ejemplo inmediato, es muestra distópica de ello.

En el amasiato PRI-PRD no queda claro de qué lado caminará la alianza ni cómo ambos partidos fusionarán causas distintas en un plan de gobierno que fluya hacia un interés común. Del PAN y Movimiento Ciudadano se conocen ciertos rasgos ideológicos y pragmáticos, aunque nunca ejecutados desde Casa Guerrero, mientras que el resto de partidos y coaliciones -en palabras lisas y llanas- tienen pocas posibilidades de sobresalir en la elección.

Esta vez, la pandemia del Covid-19 se impondrá como agenda de las campañas, definirá las condiciones para su desarrollo y obligará a candidatos a reformular compromisos ante el electorado porque las problemáticas de siempre padecidas por el grueso de los guerrerenses están rebasadas por los efectos de la contingencia sanitaria, principalmente, en la economía familiar.

Mientras persistan las restricciones a diversas actividades productivas, cualquier promesa de reactivación económica está condenada al fracaso. De ahí la necesidad de que estas campañas se reinventen y quienes aspiran a gobernarnos concluyan propuestas realizables conforme a la situación actual que sigue siendo incierta.

Lo que sí resulta fundamental, de entrada, es comprometer acciones contundentes en materia turística que sostengan y levanten esa actividad con miras a prepararla para la eventual normalización de los viajes, una vez que la vacunación avance y los contagios disminuyan.

Más allá de las simpatías y las filias políticas, la sociedad guerrerense requiere un o una gobernante con capacidad de hacer frente a este momento crítico y crucial que garantice recuperar los niveles económicos alcanzados hasta antes de la pandemia y mantener una tendencia decreciente en la comisión de delitos diversos.

Con seguridad y estabilidad económica durante los próximos seis años, sin importar colores o siglas, Guerrero logrará olvidar esta funesta crisis.