/ lunes 21 de diciembre de 2020

El turismo requiere acción

Es un hecho tangible la adversa crisis que enfrentan en la actualidad diversos sectores de la economía nacional a consecuencia de la pandemia del virus SARS-CoV-2; con estrepitosas caídas en el desarrollo de actividades que han ocasionado la pérdida de un sinnúmero de empleos.

Bajo esta compleja situación, se encuentra los golpes que ha recibido el turismo, que durante años se mantuvo como uno de los principales motores de la economía mexicana, pues basta con recordar que el número de visitantes extranjeros creció de 23.3 millones en 2010 a 41.4 millones en 2018; razón por la que se le reconoce a este sector como la industria sin chimeneas.

Sin embargo, el binomio que conlleva las afectaciones en el terreno sanitarios, sumado al mal manejo de la promoción turística por parte del gobierno federal, han dejado en una inédita crisis al sector. Al respecto, de acuerdo con información de la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad cayó en los primeros 10 meses del año en curso un 72%, y se prevé que en conjunto, la caída sea de entre 70 y 75%; lo que significaría un retroceso de 30 años en el turismo.

“El peor año que se haya registrado en la historia del turismo”, así lo ha catalogado la OMT al 2020, pues los destinos turísticos recibieron 900 millones menos de turistas internacionales entre enero y octubre, con respecto al mismo periodo de 2019. Eso se tradujo en pérdidas por 935 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones del turismo internacional, 10 veces más que en la crisis económica global de 2009.

Sin duda alguna, los datos son duros, revelan un panorama sin precedentes que requiere de una serie de acciones extraordinarias que reviertan la tendencia que se ha seguido, pues es lamentable que la Secretaría federal encargada de formular y conducir la política de desarrollo de la actividad turística nacional haya dejado mucho que desear en el manejo de la crisis con respuestas tardías e irrelevantes para solucionar el fondo de la problemática.

Desde el ámbito parlamentario se han presentado diversas propuestas para solicitar a diferentes dependencias gubernamentales la puesta en marcha de acciones a fin de proteger la actividad turística frente a los riesgos del Covid-19, donde evidentemente se debe trabajar de forma coordinada, eficaz y transparente con la iniciativa privada.

En este marco de propuestas, ha resaltado apoyar a las micro y pequeñas empresas; promover créditos destinados al turismo y al fomento y modernización del transporte aéreo y urbano de pasajeros; implantar mayores y más rigurosos controles sanitarios en las fronteras y los sitios de acceso; instalar un esquema de promoción turística nacional acompañado de incentivos fiscales y económicos, con la intención de reactivar el marcado turístico interno; crear medidas orientadas a promover el turismo en el país en cuanto sea posible; realizar convenios de colaboración con el sector hotelero a fin de otorgar hospedaje a los trabajadores de la salud; entre otras.

En suma, son reales y conocidos los retos que enfrenta el sector turístico nacional por la naturaleza propia que lleva su desarrollo en medio de una pandemia; pero también es indispensable reconocer y sumar esfuerzos en favor de activar aquellas propuestas que ofrezcan resultados a la industria sin chimeneas que brinda un ingreso a miles de familias de nuestro país.

Es un hecho tangible la adversa crisis que enfrentan en la actualidad diversos sectores de la economía nacional a consecuencia de la pandemia del virus SARS-CoV-2; con estrepitosas caídas en el desarrollo de actividades que han ocasionado la pérdida de un sinnúmero de empleos.

Bajo esta compleja situación, se encuentra los golpes que ha recibido el turismo, que durante años se mantuvo como uno de los principales motores de la economía mexicana, pues basta con recordar que el número de visitantes extranjeros creció de 23.3 millones en 2010 a 41.4 millones en 2018; razón por la que se le reconoce a este sector como la industria sin chimeneas.

Sin embargo, el binomio que conlleva las afectaciones en el terreno sanitarios, sumado al mal manejo de la promoción turística por parte del gobierno federal, han dejado en una inédita crisis al sector. Al respecto, de acuerdo con información de la Organización Mundial del Turismo (OMT), esta actividad cayó en los primeros 10 meses del año en curso un 72%, y se prevé que en conjunto, la caída sea de entre 70 y 75%; lo que significaría un retroceso de 30 años en el turismo.

“El peor año que se haya registrado en la historia del turismo”, así lo ha catalogado la OMT al 2020, pues los destinos turísticos recibieron 900 millones menos de turistas internacionales entre enero y octubre, con respecto al mismo periodo de 2019. Eso se tradujo en pérdidas por 935 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones del turismo internacional, 10 veces más que en la crisis económica global de 2009.

Sin duda alguna, los datos son duros, revelan un panorama sin precedentes que requiere de una serie de acciones extraordinarias que reviertan la tendencia que se ha seguido, pues es lamentable que la Secretaría federal encargada de formular y conducir la política de desarrollo de la actividad turística nacional haya dejado mucho que desear en el manejo de la crisis con respuestas tardías e irrelevantes para solucionar el fondo de la problemática.

Desde el ámbito parlamentario se han presentado diversas propuestas para solicitar a diferentes dependencias gubernamentales la puesta en marcha de acciones a fin de proteger la actividad turística frente a los riesgos del Covid-19, donde evidentemente se debe trabajar de forma coordinada, eficaz y transparente con la iniciativa privada.

En este marco de propuestas, ha resaltado apoyar a las micro y pequeñas empresas; promover créditos destinados al turismo y al fomento y modernización del transporte aéreo y urbano de pasajeros; implantar mayores y más rigurosos controles sanitarios en las fronteras y los sitios de acceso; instalar un esquema de promoción turística nacional acompañado de incentivos fiscales y económicos, con la intención de reactivar el marcado turístico interno; crear medidas orientadas a promover el turismo en el país en cuanto sea posible; realizar convenios de colaboración con el sector hotelero a fin de otorgar hospedaje a los trabajadores de la salud; entre otras.

En suma, son reales y conocidos los retos que enfrenta el sector turístico nacional por la naturaleza propia que lleva su desarrollo en medio de una pandemia; pero también es indispensable reconocer y sumar esfuerzos en favor de activar aquellas propuestas que ofrezcan resultados a la industria sin chimeneas que brinda un ingreso a miles de familias de nuestro país.