/ viernes 15 de abril de 2022

¿El país de uno o el de todos?

Después de la costosisima consulta de “revocación de mandato” -que más fue una farsa montada por el presidente López y su partido para elevar aún más el ego de aquél- se ha dispuesto todo un entramado para aniquilar la autonomía del INE y, por lo tanto, de la incipiente democracia por la que transitamos; además, se pretende la involución de la industria eléctrica con una reforma constitucional que, de aprobarse, implicaría retroceder cincuenta años en ese sector (con energía más cara, sucia, apagones por tandeo) y la huida de inversiones no sólo de quienes generan energía por medio del aire y del sol, sino de muchas empresas que no tendrán el suficiente abasto para su respectiva producción.

En estos tres años la autodenominada “4T” ha ido desbastando instituciones que se han ido construyendo con esfuerzo y aniquilando ahorros (los fideicomisos por ejemplo), programas sociales y destinando recursos del erario (que provienen de los impuestos que pagamos) para dilapidarlos en obras que, desde ahora se advierte, serán “elefantes blancos” (refinería, tren y AIFA), en pagar la deuda con los inversionistas del aeropuerto de Texcoco y las de PEMEX y CFE. En síntesis, llevando a la ruina económica, política y social a la nación.

Tengo una ligera esperanza de que los legisladores de oposición permanezcan leales a sus convicciones para no dejar pasar uno más de los caprichos (delirios) de quien cree y siente que este país es su propiedad. Estemos atentos al sentido del voto de los diputados para reclamarles, en su caso.

Después de la costosisima consulta de “revocación de mandato” -que más fue una farsa montada por el presidente López y su partido para elevar aún más el ego de aquél- se ha dispuesto todo un entramado para aniquilar la autonomía del INE y, por lo tanto, de la incipiente democracia por la que transitamos; además, se pretende la involución de la industria eléctrica con una reforma constitucional que, de aprobarse, implicaría retroceder cincuenta años en ese sector (con energía más cara, sucia, apagones por tandeo) y la huida de inversiones no sólo de quienes generan energía por medio del aire y del sol, sino de muchas empresas que no tendrán el suficiente abasto para su respectiva producción.

En estos tres años la autodenominada “4T” ha ido desbastando instituciones que se han ido construyendo con esfuerzo y aniquilando ahorros (los fideicomisos por ejemplo), programas sociales y destinando recursos del erario (que provienen de los impuestos que pagamos) para dilapidarlos en obras que, desde ahora se advierte, serán “elefantes blancos” (refinería, tren y AIFA), en pagar la deuda con los inversionistas del aeropuerto de Texcoco y las de PEMEX y CFE. En síntesis, llevando a la ruina económica, política y social a la nación.

Tengo una ligera esperanza de que los legisladores de oposición permanezcan leales a sus convicciones para no dejar pasar uno más de los caprichos (delirios) de quien cree y siente que este país es su propiedad. Estemos atentos al sentido del voto de los diputados para reclamarles, en su caso.