/ viernes 27 de julio de 2018

El árbol mágico o la cueva del tesoro

¿Cuál es el estudio actuarial, financiero-contable y jurídico que se hizo para anunciar la diáspora administrativa? ¿Cuál fue el criterio para determinar esas ciudades?; ¿Dónde está el estudio en el que se exprese el costo en miles de millones de pesos que va a implicar el traslado de miles de burócratas con sus familias y/o las indemnizaciones y laudos que se tendrán que pagar?

Para recetar medicinas o para practicar una cirugía, cualquier médico requiere someter a su paciente a estudios para tener resultados que le indiquen el diagnóstico; de esa forma señala el tratamiento a seguir. No anuncia a su paciente, de “buenas a primeras”, sin los estudios técnicos, que le va a recetar tales medicinas o le va a practicar la cirugía. Tampoco el paciente se va a dejar que le hagan ni lo uno ni la otra sin los estudios que prueben la necesidad de hacerlo.

Lo anterior viene a cuento por las declaraciones hechas por López Obrador y sus cercanos –incluyendo el documento con 50 puntos- sobre las acciones que, a partir del primero de diciembre, el Gobierno Federal realizará, prometiendo que se iniciará “la cuarta transformación”. Es decir, se intuye que viene una cirugía mayor. Algunas de ellas me parecen muy positivas, pero otras deben ser ocurrencias si no se demuestra que ya se hicieron los estudios técnicos para ello.

Por ejemplo, ¿cuál es el estudio actuarial, financiero-contable y jurídico que se hizo para anunciar la diáspora administrativa. ¿Cuál fue el criterio para determinar esas ciudades?; ¿Dónde está el estudio en el que se exprese el costo en miles de millones de pesos que va a implicar el traslado de miles de burócratas con sus familias y/o las indemnizaciones y laudos que se tendrán que pagar?

Entre otros aspectos que no señalo porque este solo tema es extenso. O esta otra: que se va a someter a consulta el tema del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Si se le preguntara a la multitud sobre su aprobación o no los principios de la mecánica cuántica o de las matemáticas o de la física, seguramente, serían votados en contra.

Un asunto tan altamente especializado y técnico como éste no puede opinar, con conocimiento, el ciudadano común. O, por otra parte, los siete proyectos estratégicos de infraestructura, el apoyo a los “ninis”, con el incremento al doble a las pensiones de los adultos mayores, el tren México-Querétaro, el de Yucatán, la reconfiguración de las refinerías existentes y la construcción de dos más. ¿De dónde va a salir ese dinero o dónde está?

Enrique Quintana escribió en “El Financiero” sobre un estudio que esta semana publicó Citibanamex titulado “El enigma de diciembre”.

En él se apunta que, si se hacen los ahorros que ha anunciado López Obrador, la cantidad sería de 121 mil millones de pesos. Solo que para realizar lo prometido se requieren 220 mil millones de pesos.

¿De dónde saldrán los 99 mil millones de pesos restantes? ¡Ah!, y todavía la señora Nahle dice que se van a “invertir” 38 mil millones de pesos para las nuevas refinerías; por lo que hay que sumarle. Pero la pregunta sigue estando allí, ¿cómo se va a sufragar esto: ¿con subida de impuestos, con endeudamiento (déficit público)?

Sin embargo, el virtual presidente electo ha dicho que no se van a subir los impuestos ni se va a acudir al endeudamiento. ¿Entonces, cómo o de dónde...?


¿Cuál es el estudio actuarial, financiero-contable y jurídico que se hizo para anunciar la diáspora administrativa? ¿Cuál fue el criterio para determinar esas ciudades?; ¿Dónde está el estudio en el que se exprese el costo en miles de millones de pesos que va a implicar el traslado de miles de burócratas con sus familias y/o las indemnizaciones y laudos que se tendrán que pagar?

Para recetar medicinas o para practicar una cirugía, cualquier médico requiere someter a su paciente a estudios para tener resultados que le indiquen el diagnóstico; de esa forma señala el tratamiento a seguir. No anuncia a su paciente, de “buenas a primeras”, sin los estudios técnicos, que le va a recetar tales medicinas o le va a practicar la cirugía. Tampoco el paciente se va a dejar que le hagan ni lo uno ni la otra sin los estudios que prueben la necesidad de hacerlo.

Lo anterior viene a cuento por las declaraciones hechas por López Obrador y sus cercanos –incluyendo el documento con 50 puntos- sobre las acciones que, a partir del primero de diciembre, el Gobierno Federal realizará, prometiendo que se iniciará “la cuarta transformación”. Es decir, se intuye que viene una cirugía mayor. Algunas de ellas me parecen muy positivas, pero otras deben ser ocurrencias si no se demuestra que ya se hicieron los estudios técnicos para ello.

Por ejemplo, ¿cuál es el estudio actuarial, financiero-contable y jurídico que se hizo para anunciar la diáspora administrativa. ¿Cuál fue el criterio para determinar esas ciudades?; ¿Dónde está el estudio en el que se exprese el costo en miles de millones de pesos que va a implicar el traslado de miles de burócratas con sus familias y/o las indemnizaciones y laudos que se tendrán que pagar?

Entre otros aspectos que no señalo porque este solo tema es extenso. O esta otra: que se va a someter a consulta el tema del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. Si se le preguntara a la multitud sobre su aprobación o no los principios de la mecánica cuántica o de las matemáticas o de la física, seguramente, serían votados en contra.

Un asunto tan altamente especializado y técnico como éste no puede opinar, con conocimiento, el ciudadano común. O, por otra parte, los siete proyectos estratégicos de infraestructura, el apoyo a los “ninis”, con el incremento al doble a las pensiones de los adultos mayores, el tren México-Querétaro, el de Yucatán, la reconfiguración de las refinerías existentes y la construcción de dos más. ¿De dónde va a salir ese dinero o dónde está?

Enrique Quintana escribió en “El Financiero” sobre un estudio que esta semana publicó Citibanamex titulado “El enigma de diciembre”.

En él se apunta que, si se hacen los ahorros que ha anunciado López Obrador, la cantidad sería de 121 mil millones de pesos. Solo que para realizar lo prometido se requieren 220 mil millones de pesos.

¿De dónde saldrán los 99 mil millones de pesos restantes? ¡Ah!, y todavía la señora Nahle dice que se van a “invertir” 38 mil millones de pesos para las nuevas refinerías; por lo que hay que sumarle. Pero la pregunta sigue estando allí, ¿cómo se va a sufragar esto: ¿con subida de impuestos, con endeudamiento (déficit público)?

Sin embargo, el virtual presidente electo ha dicho que no se van a subir los impuestos ni se va a acudir al endeudamiento. ¿Entonces, cómo o de dónde...?