/ jueves 14 de julio de 2022

Economía en quiebra

El mundo entero está sumido en una inflación galopante provocada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Alimentos y productos de todo tipo escasos y precios sumamente caros, sueldos ínfimos que como siempre están por debajo de la inflación, pero en esta época muy por debajo.

Por supuesto que esta carrera alcista en nuestro país no es un problema de mal manejo de la economía por parte de las autoridades federales, ya que como se ve, han inyectado recursos económicos para mantener el peso a niveles manejables y la gasolina que es el motor de la economía mexicana también se está subsidiando y un ejemplo de ello es que es más barata que la gasolina de los Estados Unidos, dándole un plus a la economía de la frontera mexicana al recibir a los vecinos gabachos que cruzan la línea para cargar sus vehículos con gasolina mexicana.

En, pero, los empresarios no están cooperando de la misma forma, ya que es público y notorio qué hay grandes diferencias en los precios mínimos y máximos de las gasolinas en sus estaciones de servicio.

De seguir esta alza mundial el gobierno federal tendrá que fijar precios únicos, no solo para la gasolina, sino para muchos productos para evitar un grave daño a los mexicanos de clase baja y media - o lo que queda de esta última-.

No basta que el locuaz Procurador del Consumidor Ricardo Sheffield Padilla, con sus mañaneras de “quien es quien en los precios” los exhiba; lo que se debe hacer es actuar con mano dura contra estos malos empresarios “manchados” (como los llama) por sus precios sumamente elevados cuando se benefician con los subsidios que el gobierno federal otorga al combustible y ellos campantes sólo se llenan los bolsillos.

Al parecer, el presidente de la República no estaba tan equivocado al echar a andar la refinería de “Dos Bocas” y comprar la refinería Deer Park en los Estados Unidos, ante la crítica de los contras que se desgarraban la camisa por rechazar y no apostar a la energía limpia como lo dictaban las políticas internacionales.

Definitivamente el mundo aún no está preparado para entrar de lleno a esta modernidad. Este último viaje a los Estados Unidos que hizo el Ejecutivo federal, debe generar confianza en los empresarios tanto nacionales como a los socios norteamericanos y canadienses para aprovechar las oportunidades que genera el T-MEC.

La idea del presidente de México de una súper alianza americana para competir contra el dragón chino no es tan descabellada y pudiera lograse con el apoyo de los vecinos del norte.

Ojalá que alcance todo esto, porque parece que la guerra va para largo y sus efectos negativos al igual. Vienen tiempos duros y economía de guerra, donde habrá escasez de todo y aún con dinero no habrá que comprar.

La solución que los economistas señalan es el ahorro, no solo de dinero, sino de perecederos; pero yo les diría “y con qué, si no hay dinero para comprar y lo poco de productos se consumirán”. Ahí se las dejo de tarea.


El mundo entero está sumido en una inflación galopante provocada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Alimentos y productos de todo tipo escasos y precios sumamente caros, sueldos ínfimos que como siempre están por debajo de la inflación, pero en esta época muy por debajo.

Por supuesto que esta carrera alcista en nuestro país no es un problema de mal manejo de la economía por parte de las autoridades federales, ya que como se ve, han inyectado recursos económicos para mantener el peso a niveles manejables y la gasolina que es el motor de la economía mexicana también se está subsidiando y un ejemplo de ello es que es más barata que la gasolina de los Estados Unidos, dándole un plus a la economía de la frontera mexicana al recibir a los vecinos gabachos que cruzan la línea para cargar sus vehículos con gasolina mexicana.

En, pero, los empresarios no están cooperando de la misma forma, ya que es público y notorio qué hay grandes diferencias en los precios mínimos y máximos de las gasolinas en sus estaciones de servicio.

De seguir esta alza mundial el gobierno federal tendrá que fijar precios únicos, no solo para la gasolina, sino para muchos productos para evitar un grave daño a los mexicanos de clase baja y media - o lo que queda de esta última-.

No basta que el locuaz Procurador del Consumidor Ricardo Sheffield Padilla, con sus mañaneras de “quien es quien en los precios” los exhiba; lo que se debe hacer es actuar con mano dura contra estos malos empresarios “manchados” (como los llama) por sus precios sumamente elevados cuando se benefician con los subsidios que el gobierno federal otorga al combustible y ellos campantes sólo se llenan los bolsillos.

Al parecer, el presidente de la República no estaba tan equivocado al echar a andar la refinería de “Dos Bocas” y comprar la refinería Deer Park en los Estados Unidos, ante la crítica de los contras que se desgarraban la camisa por rechazar y no apostar a la energía limpia como lo dictaban las políticas internacionales.

Definitivamente el mundo aún no está preparado para entrar de lleno a esta modernidad. Este último viaje a los Estados Unidos que hizo el Ejecutivo federal, debe generar confianza en los empresarios tanto nacionales como a los socios norteamericanos y canadienses para aprovechar las oportunidades que genera el T-MEC.

La idea del presidente de México de una súper alianza americana para competir contra el dragón chino no es tan descabellada y pudiera lograse con el apoyo de los vecinos del norte.

Ojalá que alcance todo esto, porque parece que la guerra va para largo y sus efectos negativos al igual. Vienen tiempos duros y economía de guerra, donde habrá escasez de todo y aún con dinero no habrá que comprar.

La solución que los economistas señalan es el ahorro, no solo de dinero, sino de perecederos; pero yo les diría “y con qué, si no hay dinero para comprar y lo poco de productos se consumirán”. Ahí se las dejo de tarea.