/ lunes 25 de abril de 2022

Ecocidio

El pasado 22 de abril, la comunidad mundial conmemoró el Día Internacional de la Madre Tierra, como una fecha expresa para exhortar a sociedad y gobierno para reflexionar y crear conciencia en torno a los problemas que acongojan al planeta que habitamos, tales como los efectos del cambio climático y los embates a la biodiversidad.

Se trata de una fecha reconocida formalmente por la Organización de las Naciones Unidas desde el año 2009, que cada año adopta un estandarte particular, siendo el de este año “Invierte en nuestro planeta”.

Sin embargo, mientras estas bases y valores eran promovidos en el panorama internacional, en nuestro país es triste y sumamente preocupante que el actual gobierno federal desestime con una notoria falta de sensibilidad el cuidado de la naturaleza.

Es un hecho sabido e innegable que parte fundamental de la política económica de la denominada “Cuarta Transformación” se basa en hacer uso de medios de producción de antaño, como lo son las energías fósiles, destacando que en la mayor parte del mundo se transita viable y oportunamente hacia su menor uso debido a los daños que conllevan para el medio ambiente.

Además, grandes esfuerzos se han consumado para que los Estados suscriban compromisos a efecto de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como lo es el Acuerdo de Paris.

A pesar de ello, pareciera que contracorriente, el Ejecutivo Federal se esfuerza por no asumir la responsabilidad y visión de transitar hacia el uso de energías renovables, pues la reciente iniciativa presidencial de reforma constitucional que fue detenida por la oposición representaba una flagrante amenaza contra el medio ambiente. Pues ponía por encima de la salvaguarda de este derecho fundamental y el de la salud de todas las personas a una visión de producción basada en la quema de combustóleo y carbón.

Aunado a lo anterior, otro de los proyectos insignia del gobierno en turno, que más bien se aprecia como una obra faraónica es el Tren Maya, que ha significado un verdadero ecocidio.

Se prometía que esta construcción de infraestructura impulsaría el turismo en el sur y sureste del país, sin afectar la flora y la fauna, manifestando incluso que “no se iba a talar un solo árbol en su construcción”. No obstante, la realidad dista mucho de ello, pues en meses recientes no ha quedado la menor duda de que los avances que se llevan de este Tren no han respetado el ecosistema y tampoco se traducirán en el incentivo que el turismo nacional necesita.

Es así que la falta de un proyecto ejecutivo y las manifestaciones de impacto ambiental correspondientes, hacen de la construcción del tren, un ecocidio. Además, la obra en cuestión es precaria y no cuenta con las medidas básicas de seguridad estructural.

Por ello, es necesario que los titulares de las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Turismo, acudan al Congreso Mexicano para explicar las razones que sustentaron la devastación de la selva y las fallidas políticas energéticas.

Evidentemente, no podemos seguir impasibles ante este ecocidio, que ningún beneficio traerá para nuestro país. Pues las políticas ecológicas en la actual administración nunca han existido.

Es urgente como sociedad alzar la voz en favor de la defensa del medio ambiente, sin perder de vista la exigencia de políticas y proyectos sustentables, viables y visionarios que verdaderamente revitalicen de forma armónica con la naturaleza el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país.

El pasado 22 de abril, la comunidad mundial conmemoró el Día Internacional de la Madre Tierra, como una fecha expresa para exhortar a sociedad y gobierno para reflexionar y crear conciencia en torno a los problemas que acongojan al planeta que habitamos, tales como los efectos del cambio climático y los embates a la biodiversidad.

Se trata de una fecha reconocida formalmente por la Organización de las Naciones Unidas desde el año 2009, que cada año adopta un estandarte particular, siendo el de este año “Invierte en nuestro planeta”.

Sin embargo, mientras estas bases y valores eran promovidos en el panorama internacional, en nuestro país es triste y sumamente preocupante que el actual gobierno federal desestime con una notoria falta de sensibilidad el cuidado de la naturaleza.

Es un hecho sabido e innegable que parte fundamental de la política económica de la denominada “Cuarta Transformación” se basa en hacer uso de medios de producción de antaño, como lo son las energías fósiles, destacando que en la mayor parte del mundo se transita viable y oportunamente hacia su menor uso debido a los daños que conllevan para el medio ambiente.

Además, grandes esfuerzos se han consumado para que los Estados suscriban compromisos a efecto de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como lo es el Acuerdo de Paris.

A pesar de ello, pareciera que contracorriente, el Ejecutivo Federal se esfuerza por no asumir la responsabilidad y visión de transitar hacia el uso de energías renovables, pues la reciente iniciativa presidencial de reforma constitucional que fue detenida por la oposición representaba una flagrante amenaza contra el medio ambiente. Pues ponía por encima de la salvaguarda de este derecho fundamental y el de la salud de todas las personas a una visión de producción basada en la quema de combustóleo y carbón.

Aunado a lo anterior, otro de los proyectos insignia del gobierno en turno, que más bien se aprecia como una obra faraónica es el Tren Maya, que ha significado un verdadero ecocidio.

Se prometía que esta construcción de infraestructura impulsaría el turismo en el sur y sureste del país, sin afectar la flora y la fauna, manifestando incluso que “no se iba a talar un solo árbol en su construcción”. No obstante, la realidad dista mucho de ello, pues en meses recientes no ha quedado la menor duda de que los avances que se llevan de este Tren no han respetado el ecosistema y tampoco se traducirán en el incentivo que el turismo nacional necesita.

Es así que la falta de un proyecto ejecutivo y las manifestaciones de impacto ambiental correspondientes, hacen de la construcción del tren, un ecocidio. Además, la obra en cuestión es precaria y no cuenta con las medidas básicas de seguridad estructural.

Por ello, es necesario que los titulares de las Secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y de Turismo, acudan al Congreso Mexicano para explicar las razones que sustentaron la devastación de la selva y las fallidas políticas energéticas.

Evidentemente, no podemos seguir impasibles ante este ecocidio, que ningún beneficio traerá para nuestro país. Pues las políticas ecológicas en la actual administración nunca han existido.

Es urgente como sociedad alzar la voz en favor de la defensa del medio ambiente, sin perder de vista la exigencia de políticas y proyectos sustentables, viables y visionarios que verdaderamente revitalicen de forma armónica con la naturaleza el desarrollo económico, social y cultural de nuestro país.