/ sábado 16 de octubre de 2021

Domando al Guerrero bronco

El significado histórico de la llegada de Evelyn Salgado Pineda al gobierno de Guerrero no puede reducirse a su condición de mujer o su juventud. Enaltecer eso, aunque no resulte del todo inapropiado, minimiza las nuevas formas de hacer política que la gobernante sentó desde su ingreso al Congreso del Estado para rendir protesta en el cargo.

Sencilla y siempre afable, l a gobernadora se dejó abrazar por una clase política variopinta que atestiguó su primer discurso desde la máxima tribuna estatal, ya investida, en el que trazó los ejes de su administración apegados a los principios de la Cuarta Transformación y se querrán reconocer el papel de su familia en su trayectoria, particularmente, la de Félix Salgado Macedonio, su padre, a quien definió como un gigante de la democracia.

Salgado Pineda concitó a gobernadores y legisladores federales de su partido, Morena, pero también del PRI, su más fuerte adversario en la pasada elección que hoy se debate entre renovarse o morir. Lo mismo fue arropada por Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y una de las presidenciables más fuertes hacia el 2024, que por Omar Fayad y Alejandro Murat, sus ahora homólogos de Hidalgo y Oaxaca, respectivamente, o el senador Manuel Añorve Baños.

Su toma de protesta fue un acto de pluralidad política con cabida a todos, pero dejó claro, sin ambages, que habrá un cambio radical en Guerrero acorde a la transformación impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador que implica predicar el mismo credo de la A a la Z: no robar, no mentir, no traicionar y combatir la corrupción "tope donde tope".

Sincera, aceptó la dependencia del estado a las participaciones federales, principalmente en materia de desarrollo social y de infraestructura, pero el vínculo personal y político con el primer mandatario es una garantía de que esos recursos aterrizarán sin escollos. De hecho, López Obrador anunció una reunión de gabinete en Chilpancingo en próximos días para hacer patente su apoyo a Evelyn Salgado ya su administración por lo que resta de su sexenio. A ese espaldarazo se atribuye quizá la decidida advertencia de la jefa del Poder Ejecutivo de erradicar la violencia, sin eslogan de por medio, atacando sus causas, fiel a la estrategia de la 4T.

La primera gobernadora constitucional de una de las entidades más machistas, marcada por la violencia de género y la trata de mujeres y niñas al amparo de los usos y costumbres, advirtió además cero tolerancia a esas prácticas y una defensa decidida de los derechos de ese sector marginado y excluido.

Y el primer paso en ese sentido lo dio horas después de haber asumido la gubernatura: 10 de las 20 Secretarías del gobierno estatal, algo impensable otrora, serán encabezadas por mujeres. Con excepción de la Secretaría General de Gobierno, las Secretarías de Salud, Planeación, Desarrollo Económico, Bienestar (antes SEDESOL), Obras Públicas, del Migrante, Asuntos Indígenas, Juventud, Cultura y, por supuesto, la Semujer serán dependencias a cargo de mujeres con base en su perfil y trayectoria.

El mérito político, al menos en la primera línea de batalla de la administración estatal, no fue requisito para su integración; menos, la influencia de terceros.

Desmarcada de toda sombra, Evelyn Salgado es un verdadero hito para Guerrero y punto de inflexión hacia la reivindicación de la lucha social y de una izquierda ideológica que ha aportado una cuantiosa cuota de sangre con la esperanza de reducir la amplia brecha de desigualdad, cuna de los contrastes que mantienen esta entidad en la franja sur de la pobreza nacional.

De ahí su lapidario "nunca más un Ayotzinapa" y su esperanzador Guerrero, tierra de libertades.

El significado histórico de la llegada de Evelyn Salgado Pineda al gobierno de Guerrero no puede reducirse a su condición de mujer o su juventud. Enaltecer eso, aunque no resulte del todo inapropiado, minimiza las nuevas formas de hacer política que la gobernante sentó desde su ingreso al Congreso del Estado para rendir protesta en el cargo.

Sencilla y siempre afable, l a gobernadora se dejó abrazar por una clase política variopinta que atestiguó su primer discurso desde la máxima tribuna estatal, ya investida, en el que trazó los ejes de su administración apegados a los principios de la Cuarta Transformación y se querrán reconocer el papel de su familia en su trayectoria, particularmente, la de Félix Salgado Macedonio, su padre, a quien definió como un gigante de la democracia.

Salgado Pineda concitó a gobernadores y legisladores federales de su partido, Morena, pero también del PRI, su más fuerte adversario en la pasada elección que hoy se debate entre renovarse o morir. Lo mismo fue arropada por Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y una de las presidenciables más fuertes hacia el 2024, que por Omar Fayad y Alejandro Murat, sus ahora homólogos de Hidalgo y Oaxaca, respectivamente, o el senador Manuel Añorve Baños.

Su toma de protesta fue un acto de pluralidad política con cabida a todos, pero dejó claro, sin ambages, que habrá un cambio radical en Guerrero acorde a la transformación impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador que implica predicar el mismo credo de la A a la Z: no robar, no mentir, no traicionar y combatir la corrupción "tope donde tope".

Sincera, aceptó la dependencia del estado a las participaciones federales, principalmente en materia de desarrollo social y de infraestructura, pero el vínculo personal y político con el primer mandatario es una garantía de que esos recursos aterrizarán sin escollos. De hecho, López Obrador anunció una reunión de gabinete en Chilpancingo en próximos días para hacer patente su apoyo a Evelyn Salgado ya su administración por lo que resta de su sexenio. A ese espaldarazo se atribuye quizá la decidida advertencia de la jefa del Poder Ejecutivo de erradicar la violencia, sin eslogan de por medio, atacando sus causas, fiel a la estrategia de la 4T.

La primera gobernadora constitucional de una de las entidades más machistas, marcada por la violencia de género y la trata de mujeres y niñas al amparo de los usos y costumbres, advirtió además cero tolerancia a esas prácticas y una defensa decidida de los derechos de ese sector marginado y excluido.

Y el primer paso en ese sentido lo dio horas después de haber asumido la gubernatura: 10 de las 20 Secretarías del gobierno estatal, algo impensable otrora, serán encabezadas por mujeres. Con excepción de la Secretaría General de Gobierno, las Secretarías de Salud, Planeación, Desarrollo Económico, Bienestar (antes SEDESOL), Obras Públicas, del Migrante, Asuntos Indígenas, Juventud, Cultura y, por supuesto, la Semujer serán dependencias a cargo de mujeres con base en su perfil y trayectoria.

El mérito político, al menos en la primera línea de batalla de la administración estatal, no fue requisito para su integración; menos, la influencia de terceros.

Desmarcada de toda sombra, Evelyn Salgado es un verdadero hito para Guerrero y punto de inflexión hacia la reivindicación de la lucha social y de una izquierda ideológica que ha aportado una cuantiosa cuota de sangre con la esperanza de reducir la amplia brecha de desigualdad, cuna de los contrastes que mantienen esta entidad en la franja sur de la pobreza nacional.

De ahí su lapidario "nunca más un Ayotzinapa" y su esperanzador Guerrero, tierra de libertades.

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