/ domingo 23 de agosto de 2020

Discriminación o herencia laboral

Uno de los males que aquejan a la administración pública y en el caso concreto al municipio de Acapulco es el de la herencia de plazas a familiares por parte de los trabajadores sindicalizados. No es posible que aún, en pleno siglo XXI, se continúe con esta costumbre laboral solapada por los sindicatos y la autoridad del ayuntamiento, impidiendo que personas con mejores perfiles, más capacitados y con mayor formación educativa anden penando por una plaza sin obtener respuesta alguna; En tanto, los familiares de un empleado sindicalizado, sin mérito alguno, más que el hecho de que su padre o madre sean agremiados a un sindicato obtengan este beneficio sin mayor trámite que invariablemente frena las aspiraciones legítimas de otras personas que no tuvieron la suerte de ser familiar de un sindicalizado. ¿Porque razón estas personas les cortan las alas a sus hijos que tienen otras aspiraciones para dedicarse a lo que ellos quieren y no al plan de vida que los padres le tienen apartado? ¿Qué méritos personales tiene el hijo para obtener una plaza? ¿Con qué motivación va una persona a trabajar a un lugar al que nunca aspiro? Existen familias completas que están insertas en la administración del ayuntamiento con los problemas familiares y laborales que esto conlleva.

Todos los ciudadanos y sobre todo quienes pagamos contribuciones tenemos el derecho a aspirar a una plaza laboral en el ayuntamiento en igualdad de condiciones; por lo que no es dable el hecho de que solo los familiares tengan asegurada una plaza como sucede desde décadas atrás; esto es simple y sencillamente una flagrante “discriminación laboral” con todas sus letras que no puede continuar, solapados por la frase “conquista laboral”. Los tiempos actuales exigen una renovación total de estos acuerdos entre autoridad y sindicatos que tanto daño hacen a la administración y que impide además adelgazar la nómina ya de por sí inflada con los familiares, amigos y otros calificativos de los gobernantes en turno y de aquellos que pagan para no ir a trabajar (aviadores). Imagínense los pleitos familiares que se generan en el seno laboral que se llevan a casa y viceversa.

Lo anterior lo fundamentó en la psicología laboral, la administración de recursos humanos y hasta la sociología con la que actúan las empresas privadas; “no” a las relaciones entre empleados en la misma empresa, para evitar generar conflictos laborales y hasta de otra índole (penales). Así como procedió el actual ayuntamiento al hacer efectivo el cobro del impuesto sobre la renta a todos los trabajadores de su administración por ser una contribución “obligatoria” que todo empleado tiene que pagar, pero que no se hacía, solapados por el ayuntamiento en turno, al cubrir indebidamente dicho impuesto de los empleados con el dinero de los contribuyentes de Acapulco, que no tenemos por qué pagarlo.

¡Ah! pero eso sí, los empleados están pendientes de la devolución del impuesto cada año, el cual reciben sin haberlo pagado. Que contrasentido y sinvergüenzada. Basta pues de simulaciones y clientelismo electoral de las autoridades y sindicatos dando fin a esta prestación (sic) laboral injusta, que reitero, es una flagrante “discriminación laboral”.

Uno de los males que aquejan a la administración pública y en el caso concreto al municipio de Acapulco es el de la herencia de plazas a familiares por parte de los trabajadores sindicalizados. No es posible que aún, en pleno siglo XXI, se continúe con esta costumbre laboral solapada por los sindicatos y la autoridad del ayuntamiento, impidiendo que personas con mejores perfiles, más capacitados y con mayor formación educativa anden penando por una plaza sin obtener respuesta alguna; En tanto, los familiares de un empleado sindicalizado, sin mérito alguno, más que el hecho de que su padre o madre sean agremiados a un sindicato obtengan este beneficio sin mayor trámite que invariablemente frena las aspiraciones legítimas de otras personas que no tuvieron la suerte de ser familiar de un sindicalizado. ¿Porque razón estas personas les cortan las alas a sus hijos que tienen otras aspiraciones para dedicarse a lo que ellos quieren y no al plan de vida que los padres le tienen apartado? ¿Qué méritos personales tiene el hijo para obtener una plaza? ¿Con qué motivación va una persona a trabajar a un lugar al que nunca aspiro? Existen familias completas que están insertas en la administración del ayuntamiento con los problemas familiares y laborales que esto conlleva.

Todos los ciudadanos y sobre todo quienes pagamos contribuciones tenemos el derecho a aspirar a una plaza laboral en el ayuntamiento en igualdad de condiciones; por lo que no es dable el hecho de que solo los familiares tengan asegurada una plaza como sucede desde décadas atrás; esto es simple y sencillamente una flagrante “discriminación laboral” con todas sus letras que no puede continuar, solapados por la frase “conquista laboral”. Los tiempos actuales exigen una renovación total de estos acuerdos entre autoridad y sindicatos que tanto daño hacen a la administración y que impide además adelgazar la nómina ya de por sí inflada con los familiares, amigos y otros calificativos de los gobernantes en turno y de aquellos que pagan para no ir a trabajar (aviadores). Imagínense los pleitos familiares que se generan en el seno laboral que se llevan a casa y viceversa.

Lo anterior lo fundamentó en la psicología laboral, la administración de recursos humanos y hasta la sociología con la que actúan las empresas privadas; “no” a las relaciones entre empleados en la misma empresa, para evitar generar conflictos laborales y hasta de otra índole (penales). Así como procedió el actual ayuntamiento al hacer efectivo el cobro del impuesto sobre la renta a todos los trabajadores de su administración por ser una contribución “obligatoria” que todo empleado tiene que pagar, pero que no se hacía, solapados por el ayuntamiento en turno, al cubrir indebidamente dicho impuesto de los empleados con el dinero de los contribuyentes de Acapulco, que no tenemos por qué pagarlo.

¡Ah! pero eso sí, los empleados están pendientes de la devolución del impuesto cada año, el cual reciben sin haberlo pagado. Que contrasentido y sinvergüenzada. Basta pues de simulaciones y clientelismo electoral de las autoridades y sindicatos dando fin a esta prestación (sic) laboral injusta, que reitero, es una flagrante “discriminación laboral”.