/ jueves 6 de febrero de 2020

De la Constitución…

Recién pasados el 2 y 3 de Febrero, que muchísima gente aprovechó en toda la República para disfrutar de un fin de semana con un lunes de asueto, merced a la “genialidad” de una iniciativa de ley (durante el paso del panista FeCal), que propuso hacer feriado el primer día de la semana en donde hubiera una efeméride nacional, para evitar hacer “puente” a media semana, a costa de perder la verdadera fecha de la misma e incluso con la duplicidad de la celebración, siendo muy lamentable que un porcentaje muy considerable de personas, de todo jaez, ignoren el motivo de la celebración, es decir, no tienen ni la menor idea qué se celebró y ello en parte se debe a una ignorancia supina en que los gobiernos anteriores mantuvieron al pueblo, para con ello tenerlo sojuzgado e ignorante y, por ende, manipulable.

Es el caso, sin embargo, que un día como ayer, 5 de Febrero pero de 1917 ( replicaron esta misma fecha pero de 1857 cuando se promulgó la segunda Constitución federalista), en el Teatro de la República, en Querétaro, se promulgó nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y entró en vigor el 1º. de Mayo de ese mismo año, la Carta Magna que contempla un cúmulo de derechos, individuales y colectivos en una serie de modalidades tan sui generis que a pesar de ser una Constitución “ rígida” -según la doctrina- y no “flexible” por cuanto hace a sus modificaciones, ha resultado ser de lo mas flexible en grado superlativo, díganlo si no los cambios de fondo y forma que ha sufrido desde entonces, lo que nos apunta a coincidir con una propuesta del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (en vol. VI de Derechos del pueblo mexicano. México a través de sus constituciones, 2016), tendente “hacia el logro de una Constitución reordenada y consolidada, hay que partir del hecho que el texto de la Constitución es cada vez más extenso, desordenado y descuidado: contiene disposiciones duplicadas, un uso variable e inconsistente de la terminología, particularmente en términos de derechos humanos; disparidades en el alcance y profundidad de la regulación; desorden y falta de sistema en la materia regulada; deficiente ubicación de las disposiciones constitucionales; y una extensión creciente, algunos artículos han adquirido las dimensiones de disposiciones propiamente reglamentarias”, citado por el Dr. Julio Boltvinik.

En consecuencia no se trata de hacer una nueva Constitución, sino de darle orden a toda esa gama de derechos, tanto en su parte dogmática como en su parte orgánica, toda vez que la pretensión de nuestro pueblo, desde su Independencia, es y ha sido siempre el tener y gozar de una vida plena en la libertad, en la igualdad de oportunidades para todos, en la distribución equitativa de su riqueza, y en la consolidación de un país democrático, entre otras tantas aspiraciones legítimas y deseables, y para lo cual nuestro pueblo ya contribuyó con su cuota de sangre – durante su historia- para la consecución de tan loables propósitos. Bien merece una actitud responsable y patriótica ante su cumplimiento. O usted, responsable lector,¿Qué opina?

Recién pasados el 2 y 3 de Febrero, que muchísima gente aprovechó en toda la República para disfrutar de un fin de semana con un lunes de asueto, merced a la “genialidad” de una iniciativa de ley (durante el paso del panista FeCal), que propuso hacer feriado el primer día de la semana en donde hubiera una efeméride nacional, para evitar hacer “puente” a media semana, a costa de perder la verdadera fecha de la misma e incluso con la duplicidad de la celebración, siendo muy lamentable que un porcentaje muy considerable de personas, de todo jaez, ignoren el motivo de la celebración, es decir, no tienen ni la menor idea qué se celebró y ello en parte se debe a una ignorancia supina en que los gobiernos anteriores mantuvieron al pueblo, para con ello tenerlo sojuzgado e ignorante y, por ende, manipulable.

Es el caso, sin embargo, que un día como ayer, 5 de Febrero pero de 1917 ( replicaron esta misma fecha pero de 1857 cuando se promulgó la segunda Constitución federalista), en el Teatro de la República, en Querétaro, se promulgó nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y entró en vigor el 1º. de Mayo de ese mismo año, la Carta Magna que contempla un cúmulo de derechos, individuales y colectivos en una serie de modalidades tan sui generis que a pesar de ser una Constitución “ rígida” -según la doctrina- y no “flexible” por cuanto hace a sus modificaciones, ha resultado ser de lo mas flexible en grado superlativo, díganlo si no los cambios de fondo y forma que ha sufrido desde entonces, lo que nos apunta a coincidir con una propuesta del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (en vol. VI de Derechos del pueblo mexicano. México a través de sus constituciones, 2016), tendente “hacia el logro de una Constitución reordenada y consolidada, hay que partir del hecho que el texto de la Constitución es cada vez más extenso, desordenado y descuidado: contiene disposiciones duplicadas, un uso variable e inconsistente de la terminología, particularmente en términos de derechos humanos; disparidades en el alcance y profundidad de la regulación; desorden y falta de sistema en la materia regulada; deficiente ubicación de las disposiciones constitucionales; y una extensión creciente, algunos artículos han adquirido las dimensiones de disposiciones propiamente reglamentarias”, citado por el Dr. Julio Boltvinik.

En consecuencia no se trata de hacer una nueva Constitución, sino de darle orden a toda esa gama de derechos, tanto en su parte dogmática como en su parte orgánica, toda vez que la pretensión de nuestro pueblo, desde su Independencia, es y ha sido siempre el tener y gozar de una vida plena en la libertad, en la igualdad de oportunidades para todos, en la distribución equitativa de su riqueza, y en la consolidación de un país democrático, entre otras tantas aspiraciones legítimas y deseables, y para lo cual nuestro pueblo ya contribuyó con su cuota de sangre – durante su historia- para la consecución de tan loables propósitos. Bien merece una actitud responsable y patriótica ante su cumplimiento. O usted, responsable lector,¿Qué opina?