/ lunes 15 de noviembre de 2021

Congreso federal, ¿a quién representan?

Y la “roqueseñal” fue cambiada, el festejo de mayoritear en el tiempo que se cansan de decir “no somos iguales” a los otros gobiernos, nos dejó con la sensación de que la añoranza por los tiempos idos avanza y no sabemos hasta qué año quiera situarse.

No parecía el salón de plenos del Congreso Federal el recinto donde asienta el poder popular su representación con las y los mejores cuadros políticos. La conducta casi primitiva de los 273 votos que alzaron la aprobación del presupuesto de la Ley de Egresos 2022 no requerían pronunciar mal ninguna palabra, porque no leyeron ningún documento, fueron a lo que están: un botón que se presiona para que se levante en la solicitud de afirmativo sin recordar siquiera compromisos con sus representados, y quizás sin saber quiénes son.

Uno de los documentos relevantes para la vida pública del país que presenta el gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y presentada por partes por el Jefe del Ejecutivo Federal a las entidades federativas no requirió el análisis de las necesidades del país para ser atendidas.

El documento que regula la distribución de los recursos públicos y que se analiza para su distribución no solo equitativa a las entidades para potencializar su desarrollo , disminuir los rasgos de desigualdad, atender apremiantes problemas expuestos por los gobiernos estatales, alcanzó en esta aprobación el mejor requisito que representa, el del control del presupuesto.

Y quedaron fuera de temas para atender a la niñez, la vacunación, a las mujeres. Las prioridades son las que interesan al Mandatario Federal, señalaron los partidos que alcanzaron 214 votos en contra y apuntaban que el criterio no ayudaba a resolver ni atender asuntos fundamentales para la vida pública en equilibrio político y social, en igualdad, en equidad, para los municipios, para los estados.

El México que se debatía en las cero abstenciones se dividía, se opacaba la voz que intentaba levantar con argumentos la revisión de un presupuesto que más que atender de manera justa a un pueblo, respondía con un agradecimiento caravaneado más allá del doblez de la cintura dando la espalda a sus representados.

Si, las y los diputados de Morena y sus aliados, el PT y el PVEM no sorprendieron con una posición distinta a la esperada , su voto mostró la lealtad que tienen y hacia quien la tienen. Exhibió la parte no evolucionada de esos representantes que olvidaron que su voto literal al presupuesto de egresos dejaba fuera años de lucha, entendible porque no lo saben porque nunca participaron en esos avances.

Ahora, la gran rueda de avance se detiene con estrépito, arrasando hacia lo que niegan ser pero que de esencia muestra al asemejarse a la dictadura perfecta, pero que lleva hacia atrás y quizá busque detenerse en el personaje de Porfirio Díaz. La roqueseñal fue rebasada y queda solo ese letrero para las y los contras “culera” entonando unas mañanitas a quien en verdad representan. ¿Surrealismo?

Y la “roqueseñal” fue cambiada, el festejo de mayoritear en el tiempo que se cansan de decir “no somos iguales” a los otros gobiernos, nos dejó con la sensación de que la añoranza por los tiempos idos avanza y no sabemos hasta qué año quiera situarse.

No parecía el salón de plenos del Congreso Federal el recinto donde asienta el poder popular su representación con las y los mejores cuadros políticos. La conducta casi primitiva de los 273 votos que alzaron la aprobación del presupuesto de la Ley de Egresos 2022 no requerían pronunciar mal ninguna palabra, porque no leyeron ningún documento, fueron a lo que están: un botón que se presiona para que se levante en la solicitud de afirmativo sin recordar siquiera compromisos con sus representados, y quizás sin saber quiénes son.

Uno de los documentos relevantes para la vida pública del país que presenta el gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y presentada por partes por el Jefe del Ejecutivo Federal a las entidades federativas no requirió el análisis de las necesidades del país para ser atendidas.

El documento que regula la distribución de los recursos públicos y que se analiza para su distribución no solo equitativa a las entidades para potencializar su desarrollo , disminuir los rasgos de desigualdad, atender apremiantes problemas expuestos por los gobiernos estatales, alcanzó en esta aprobación el mejor requisito que representa, el del control del presupuesto.

Y quedaron fuera de temas para atender a la niñez, la vacunación, a las mujeres. Las prioridades son las que interesan al Mandatario Federal, señalaron los partidos que alcanzaron 214 votos en contra y apuntaban que el criterio no ayudaba a resolver ni atender asuntos fundamentales para la vida pública en equilibrio político y social, en igualdad, en equidad, para los municipios, para los estados.

El México que se debatía en las cero abstenciones se dividía, se opacaba la voz que intentaba levantar con argumentos la revisión de un presupuesto que más que atender de manera justa a un pueblo, respondía con un agradecimiento caravaneado más allá del doblez de la cintura dando la espalda a sus representados.

Si, las y los diputados de Morena y sus aliados, el PT y el PVEM no sorprendieron con una posición distinta a la esperada , su voto mostró la lealtad que tienen y hacia quien la tienen. Exhibió la parte no evolucionada de esos representantes que olvidaron que su voto literal al presupuesto de egresos dejaba fuera años de lucha, entendible porque no lo saben porque nunca participaron en esos avances.

Ahora, la gran rueda de avance se detiene con estrépito, arrasando hacia lo que niegan ser pero que de esencia muestra al asemejarse a la dictadura perfecta, pero que lleva hacia atrás y quizá busque detenerse en el personaje de Porfirio Díaz. La roqueseñal fue rebasada y queda solo ese letrero para las y los contras “culera” entonando unas mañanitas a quien en verdad representan. ¿Surrealismo?