/ lunes 21 de junio de 2021

“¿Cómo dice aquí?”

Mientras selecciono unas frutas y verduras, una pequeña de 8 años se acerca a una persona mayor que está sentada en el puesto platicando con la dueña del establecimiento y le dice “pariente. Dicen que te vayas a comer”, y repite el mensaje mientras me mira fijamente y observo su pelo sin peinar ceñido por una liga, y advierto las huellas de la falta de aseo matutino. Le sonrío, sus grandes ojos se clavan en mí, mientras intento encontrar la descripción de su mirada. Se va jalando a un pequeñín que también nos observa.

Vuelvo la mirada y veo que el “pariente” sigue sentado. Le pregunto si es familiar de la niña y me contesta la dueña del local “sí, pero no de primer grado, por eso es sólo pariente”. Un nuevo grito de la niña hace que se mueva y camine hacia la casa mientras se despide de mí y agito la mano en forma amistosa.

Unos toquidos a la ventana me llevan a asomarme. Es la misma niña que agita un papel y me lo muestra. Salgo y sin mediar saludo me muestra el papel, lo tomo y lo leo. Vuelvo la mirada hacia ella y le digo que ahí dice que debe comprar tal producto, de tal marca y que debe esperar el cambio. Sonríe y sale corriendo hacia la tienda. Estoy a punto de cerrar la puerta pero siento de nuevo su mirada. Me dan ganas de llorar.

Ayer volvió a tocar la puerta. Sólo me mira. Salgo y le pregunto en qué puedo ayudarla. El silencio es la respuesta, sólo habla su mirada. Se va. Sé que volverá.

El viernes la lluvia de la tormenta tropical “Dolores” también se sintió en La Montaña. Fui al Ayuntamiento de Tlapa, subestimé la cantidad de agua que cubrió por completo mis botines. En el ayuntamiento los funcionarios salieron a desayunar. En la espera observo que un gran número de lugareños de localidades de Tlapa están refugiados en el pasillo del edificio anexo al que ocupa el Ayuntamiento. Miro sus rostros. La seriedad es notoria, las mujeres no sonríen y apenas hablan, la palabra la llevan sus acompañantes masculinos. Están a la espera de ser atendidos. La lluvia no baja y corre el agua salpicada por los automovilistas que no bajan la velocidad.

La espera no es corta, mi interlocutor me dice intentando ser atento “aguante es que están limpiando los huesos de la mojarra”. El tema del pasillo es “la impugnación que hizo Freddy”, el candidato de Morena a la Alcaldía, que usó al “responsable” de comunicación social del ayuntamiento de Pichardo, alcalde de Morena, para manejar los medios en su campaña. Dicen que “se van a chingar” al de la alianza porque la diferencia son “23 votos”.

El tiempo pasa y la recomendación queda para todos “si quieren audiencia vayan al ciber, llenen su solicitud y susténtelo legalmente”. Siento la mirada de las mujeres como diciendo “qué dice ese?” Sí, ahora entiendo lo que en la práctica es la 4T.

Mientras selecciono unas frutas y verduras, una pequeña de 8 años se acerca a una persona mayor que está sentada en el puesto platicando con la dueña del establecimiento y le dice “pariente. Dicen que te vayas a comer”, y repite el mensaje mientras me mira fijamente y observo su pelo sin peinar ceñido por una liga, y advierto las huellas de la falta de aseo matutino. Le sonrío, sus grandes ojos se clavan en mí, mientras intento encontrar la descripción de su mirada. Se va jalando a un pequeñín que también nos observa.

Vuelvo la mirada y veo que el “pariente” sigue sentado. Le pregunto si es familiar de la niña y me contesta la dueña del local “sí, pero no de primer grado, por eso es sólo pariente”. Un nuevo grito de la niña hace que se mueva y camine hacia la casa mientras se despide de mí y agito la mano en forma amistosa.

Unos toquidos a la ventana me llevan a asomarme. Es la misma niña que agita un papel y me lo muestra. Salgo y sin mediar saludo me muestra el papel, lo tomo y lo leo. Vuelvo la mirada hacia ella y le digo que ahí dice que debe comprar tal producto, de tal marca y que debe esperar el cambio. Sonríe y sale corriendo hacia la tienda. Estoy a punto de cerrar la puerta pero siento de nuevo su mirada. Me dan ganas de llorar.

Ayer volvió a tocar la puerta. Sólo me mira. Salgo y le pregunto en qué puedo ayudarla. El silencio es la respuesta, sólo habla su mirada. Se va. Sé que volverá.

El viernes la lluvia de la tormenta tropical “Dolores” también se sintió en La Montaña. Fui al Ayuntamiento de Tlapa, subestimé la cantidad de agua que cubrió por completo mis botines. En el ayuntamiento los funcionarios salieron a desayunar. En la espera observo que un gran número de lugareños de localidades de Tlapa están refugiados en el pasillo del edificio anexo al que ocupa el Ayuntamiento. Miro sus rostros. La seriedad es notoria, las mujeres no sonríen y apenas hablan, la palabra la llevan sus acompañantes masculinos. Están a la espera de ser atendidos. La lluvia no baja y corre el agua salpicada por los automovilistas que no bajan la velocidad.

La espera no es corta, mi interlocutor me dice intentando ser atento “aguante es que están limpiando los huesos de la mojarra”. El tema del pasillo es “la impugnación que hizo Freddy”, el candidato de Morena a la Alcaldía, que usó al “responsable” de comunicación social del ayuntamiento de Pichardo, alcalde de Morena, para manejar los medios en su campaña. Dicen que “se van a chingar” al de la alianza porque la diferencia son “23 votos”.

El tiempo pasa y la recomendación queda para todos “si quieren audiencia vayan al ciber, llenen su solicitud y susténtelo legalmente”. Siento la mirada de las mujeres como diciendo “qué dice ese?” Sí, ahora entiendo lo que en la práctica es la 4T.