/ miércoles 17 de marzo de 2021

Cambia el lenguaje, y cambia la gente

Dicen algunas personas: ¡cuánta payasada!, ¿tenemos que hablar como aquel presidente que decía chiquillas y chiquillos? Ahora resulta que tenemos que cambiar nuestro lenguaje y la forma de expresarnos.

Lograr la igualdad sustantiva a través de las leyes, sin ninguna connotación de tipo sexista, es lo que se aprobó el martes pasado en el pleno de la Cámara de Senadores. La propuesta es cambiar el lenguaje por otro que sea incluyente, a través del cual se eliminarían los estereotipos de género “varón y mujer” por el de “personas”. Así lo publicaron los medios de información.

Con ello, se dijo, se propone lograr un Estado de derecho más justo, incluyente y democrático, que se lograría al modificar los artículos 30 y 34 de la Constitución, cuyos términos de varón y mujer, expresan una forma sutil de discriminación por la connotación que se le da a la palabra varón, como un hombre respetado, de buena fama, valiente y esforzado.

Por fin se vislumbran verdaderos cambios, y no sólo lo que se acordó el pasado 16 de marzo en la Cámara de Senadores, sino lo que las cumbres mundiales y congresos han logrado, que entre los objetivos, buscan el bienestar de la población mundial.

Esto es lo que está pasando: De pronto se aprueban leyes derivadas de los tratados internacionales, en los que los gobiernos se comprometen a ofrecer mejores condiciones de vida para un elevado desarrollo humano. Se hacen modificaciones a los códigos federales y estatales. Se proponen nuevas formas de relacionarse. Se busca acabar con el Autoritarismo. Se hacen cambios sustantivos para lograr la igualdad de Género. Se establecen consejos para monitorear los feminicidios, (que llaman Observatorios de Violencia). Surgen nuevas generaciones de feministas que irrumpen en las calles y dejan su inconformidad pintando monumentos, a fin de ser escuchadas en sus demanda. Se prohíbe la violencia verbal, la cibernética, la laboral, la patrimonial, la social, la escolar, etc. Entre otros muchos cambios.

Sin embargo, aún persisten quienes no están de acuerdo con los cambios progresistas, debido a que todo ha sido muy rápido; todavía hay resistencias en cuanto a ir cambiando nuestra cultura machista, sexista, discriminatoria a una de respeto, de armonía e incluyente. No es tan fácil cambiar de mentalidad, si durante muchos siglos la forma de relacionarnos fue de acuerdo a esos estereotipos fortalecidos por las películas y que se reprodujeron en todas las sociedades latinas.

Lo hemos dicho en nuestros comentarios, que por algo se empieza; en México tenemos toda una estructura jurídica para lograr la igualdad de género sustantiva y la erradicación de la violencia, sólo que nos faltan algunos años para lograrlo y tal vez ni lleguemos a verlas; no obstante, tenemos que seguir batallando porque los medios de comunicación siguen difundiendo imágenes estereotipadas y formas de vida violentas, que influyen en los comportamientos de hombres y mujeres. Bravo por la Cámara de Senadores que dan otro paso más para esa igualdad de género tan esperada.

Dicen algunas personas: ¡cuánta payasada!, ¿tenemos que hablar como aquel presidente que decía chiquillas y chiquillos? Ahora resulta que tenemos que cambiar nuestro lenguaje y la forma de expresarnos.

Lograr la igualdad sustantiva a través de las leyes, sin ninguna connotación de tipo sexista, es lo que se aprobó el martes pasado en el pleno de la Cámara de Senadores. La propuesta es cambiar el lenguaje por otro que sea incluyente, a través del cual se eliminarían los estereotipos de género “varón y mujer” por el de “personas”. Así lo publicaron los medios de información.

Con ello, se dijo, se propone lograr un Estado de derecho más justo, incluyente y democrático, que se lograría al modificar los artículos 30 y 34 de la Constitución, cuyos términos de varón y mujer, expresan una forma sutil de discriminación por la connotación que se le da a la palabra varón, como un hombre respetado, de buena fama, valiente y esforzado.

Por fin se vislumbran verdaderos cambios, y no sólo lo que se acordó el pasado 16 de marzo en la Cámara de Senadores, sino lo que las cumbres mundiales y congresos han logrado, que entre los objetivos, buscan el bienestar de la población mundial.

Esto es lo que está pasando: De pronto se aprueban leyes derivadas de los tratados internacionales, en los que los gobiernos se comprometen a ofrecer mejores condiciones de vida para un elevado desarrollo humano. Se hacen modificaciones a los códigos federales y estatales. Se proponen nuevas formas de relacionarse. Se busca acabar con el Autoritarismo. Se hacen cambios sustantivos para lograr la igualdad de Género. Se establecen consejos para monitorear los feminicidios, (que llaman Observatorios de Violencia). Surgen nuevas generaciones de feministas que irrumpen en las calles y dejan su inconformidad pintando monumentos, a fin de ser escuchadas en sus demanda. Se prohíbe la violencia verbal, la cibernética, la laboral, la patrimonial, la social, la escolar, etc. Entre otros muchos cambios.

Sin embargo, aún persisten quienes no están de acuerdo con los cambios progresistas, debido a que todo ha sido muy rápido; todavía hay resistencias en cuanto a ir cambiando nuestra cultura machista, sexista, discriminatoria a una de respeto, de armonía e incluyente. No es tan fácil cambiar de mentalidad, si durante muchos siglos la forma de relacionarnos fue de acuerdo a esos estereotipos fortalecidos por las películas y que se reprodujeron en todas las sociedades latinas.

Lo hemos dicho en nuestros comentarios, que por algo se empieza; en México tenemos toda una estructura jurídica para lograr la igualdad de género sustantiva y la erradicación de la violencia, sólo que nos faltan algunos años para lograrlo y tal vez ni lleguemos a verlas; no obstante, tenemos que seguir batallando porque los medios de comunicación siguen difundiendo imágenes estereotipadas y formas de vida violentas, que influyen en los comportamientos de hombres y mujeres. Bravo por la Cámara de Senadores que dan otro paso más para esa igualdad de género tan esperada.

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