/ lunes 27 de junio de 2022

Avances… sin disminuir la extorsión

Guerrero registra una baja en la incidencia delictiva de alto impacto. Sin embargo la visibilidad mediática del crimen organizado, en particular del delito de extorsión presencial acompañada de violencia, genera un profundo impacto y demerita los avances numéricos.

Tres delitos permiten situar aquella reducción en lo que va de este año.

En el periodo enero-mayo, el robo de vehículo con violencia cayó 46 por ciento y los casos registrados del mismo pero sin violencia bajaron 31 por ciento, comparado con el mismo lapso de 2019. En el mismo lapso los homicidios dolosos disminuyeron 33 por ciento.

El reporte DISI, que elabora el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, basado en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en reportes a su Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533, indica que, en conjunto, los 14 delitos de alto impacto en la entidad descendieron 29 por ciento.

Además, la tasa por cada 100 mil habitantes es de 130.72, que ubica a Guerrero entre los cinco estados con el indicador más bajo, únicamente mejorado por Yucatán, Chiapas, Nayarit y Coahuila.

A principios de este año, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, al hacer una interpretación de la incidencia delictiva en el municipio mencionaba, entre otros factores, el calor imperante en esta ciudad y una mala alimentación con un exceso de carbohidratos que “acelera” alas personas. Ciertamente, países de África o Asia en la misma latitud tendrían poca oportunidad de evadir enteramente esa la línea de causalidad.

Anteriormente, en los últimos tres siglos, se ha buscado una correlación entre el clima y el aumento de ciertos delitos, como los homicidios o la violación. No se ha podido establecer un vínculo causal.

La conexión que sí es posible encontrar se ubica en la coordinación entre gobierno estatal y autoridades federales que, por el momento, ha permitido contener algunos delitos patrimoniales, acompañado de detenciones, mejoramiento del sistema policial, procuración de justicia y de la operación del poder judicial.

La realidad basada en las estadísticas no será suficiente sin la contención de la violencia del crimen organizado. Esa genera temor entre comerciantes y habitantes y aumenta la percepción de inseguridad.

La disputa por el control de espacios en la capital Chilpancingo, en Acapulco o en algunas zonas de La Montaña y las extorsiones contra comerciantes —en los últimos días concentradas en vendedores de pollo—, deben estar en el centro de atención.

La gobernadora Evelyn Salgado ya ha dicho que la apuesta es la inteligencia militar. La reciente visita del presidente López Obrador a la entidad deberá ser un catalizador de esa estrategia, respaldada en la política social. Pero sobre todo detenciones de los generadores de violencia.

@guerrerochipres

Guerrero registra una baja en la incidencia delictiva de alto impacto. Sin embargo la visibilidad mediática del crimen organizado, en particular del delito de extorsión presencial acompañada de violencia, genera un profundo impacto y demerita los avances numéricos.

Tres delitos permiten situar aquella reducción en lo que va de este año.

En el periodo enero-mayo, el robo de vehículo con violencia cayó 46 por ciento y los casos registrados del mismo pero sin violencia bajaron 31 por ciento, comparado con el mismo lapso de 2019. En el mismo lapso los homicidios dolosos disminuyeron 33 por ciento.

El reporte DISI, que elabora el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, basado en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y en reportes a su Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533, indica que, en conjunto, los 14 delitos de alto impacto en la entidad descendieron 29 por ciento.

Además, la tasa por cada 100 mil habitantes es de 130.72, que ubica a Guerrero entre los cinco estados con el indicador más bajo, únicamente mejorado por Yucatán, Chiapas, Nayarit y Coahuila.

A principios de este año, la alcaldesa de Acapulco, Abelina López, al hacer una interpretación de la incidencia delictiva en el municipio mencionaba, entre otros factores, el calor imperante en esta ciudad y una mala alimentación con un exceso de carbohidratos que “acelera” alas personas. Ciertamente, países de África o Asia en la misma latitud tendrían poca oportunidad de evadir enteramente esa la línea de causalidad.

Anteriormente, en los últimos tres siglos, se ha buscado una correlación entre el clima y el aumento de ciertos delitos, como los homicidios o la violación. No se ha podido establecer un vínculo causal.

La conexión que sí es posible encontrar se ubica en la coordinación entre gobierno estatal y autoridades federales que, por el momento, ha permitido contener algunos delitos patrimoniales, acompañado de detenciones, mejoramiento del sistema policial, procuración de justicia y de la operación del poder judicial.

La realidad basada en las estadísticas no será suficiente sin la contención de la violencia del crimen organizado. Esa genera temor entre comerciantes y habitantes y aumenta la percepción de inseguridad.

La disputa por el control de espacios en la capital Chilpancingo, en Acapulco o en algunas zonas de La Montaña y las extorsiones contra comerciantes —en los últimos días concentradas en vendedores de pollo—, deben estar en el centro de atención.

La gobernadora Evelyn Salgado ya ha dicho que la apuesta es la inteligencia militar. La reciente visita del presidente López Obrador a la entidad deberá ser un catalizador de esa estrategia, respaldada en la política social. Pero sobre todo detenciones de los generadores de violencia.

@guerrerochipres