/ jueves 4 de agosto de 2022

Andreas Lubitz y Andrés López

El 24 de marzo de 2015 despegó, del aeropuerto de Barcelona, el vuelo 9525 de Germanwings. Su destino era la ciudad de Düsseldorf. Sin embargo, se estrelló en los Alpes franceses, muriendo todos los 150 ocupantes, entre tripulación y pasajeros. No fue accidente. El copiloto, Andreas Lubitz, aprovechando que el piloto había salido de la cabina, cerró la cabina y tomó los controles para hacer un descenso en picada. Él había decidido suicidarse, pero no le importó matar a cientos de personas que no tenían nada qué ver con su depresión y frustración.Tripular una nave (espacial, marítima, aérea, terrestre) es un asunto de gravedad. Implica responsabilidad, sobriedad, templanza, experiencia, pericia,madurez y conciencia de que, quienes van en ella dependen de quien lleva los controles.

Lo anterior viene a comentario porque gobernar un municipio, un estado o un país requiere exactamente las mismas cualidades que se exigen para conducir o gobernar una nave. Al igual que los ocupantes de un autobús, un vehículo, un avión, un barco, los ciudadanos formamos parte de esa “nave” que tripula el gobernante;quien no debe sujetar la conducción o el destino según su estado de ánimo.

Si Andrés López sigue empecinado en reventar el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá,estaría haciendo lo mismo que Andreas Lubitz; porque llevaría a la economía de nuestro país a sufrir graves, enormes y dolorosas consecuencias económicas, que pagaremos todos con nuestros impuestos, las empresas exportadoras (Estados Unidos compra el 82 por ciento de nuestros productos) y los trabajadores mexicanos: unos directamente, y los demás en forma indirecta. Reventar el tratado, por un delirio patriotero, por una obsesión ideológica trasnochada,equivaldría a poner en grado de desplome en picada a la economía mexicana. Solo el comercio con los estadunidenses produce un poco más del 48 por ciento del PIB. En el último año, exportamos 430 mil millones de dólares a Estados Unidos y 14 mil a Canadá. El tratado nos dio la oportunidad de dejar de ser mono exportadores, para ser multi exportadores. Presintiendo el desastre, empresarios mexicanos, desde hace tres años, ya comenzarona invertir en España, creando 500 empresas que generan 30 mil empleos.

No es verdad que esté en riesgo la soberanía. Eso es una mentira. En el mismo tratado está estipulado que México ejerce su soberanía sobre el petróleo. La disputa comercial ni siquiera toca a éste, sino en el incumplimiento que México hace sobre cuatro artículos del contrato en comento, que tiene que ver sobre la generación de energía eléctrica. Por ello, nuestros socios comerciales están haciendo uso de un mecanismo que se encuentra contemplado en el propio tratado,el cual firmó de conformidad el señor López y que fue aprobado por el Senado. México ha hecho valer este mecanismo anteriormente contra los Estados Unidos en asuntos como el azúcar, el transporte, las escobas, el aguacate y las autopartes automotrices.

No es un asunto de soberanía nacional, sino de delirio y egolatría personal que, de continuar, nos va a costar muy caro a los mexicanos.

El 24 de marzo de 2015 despegó, del aeropuerto de Barcelona, el vuelo 9525 de Germanwings. Su destino era la ciudad de Düsseldorf. Sin embargo, se estrelló en los Alpes franceses, muriendo todos los 150 ocupantes, entre tripulación y pasajeros. No fue accidente. El copiloto, Andreas Lubitz, aprovechando que el piloto había salido de la cabina, cerró la cabina y tomó los controles para hacer un descenso en picada. Él había decidido suicidarse, pero no le importó matar a cientos de personas que no tenían nada qué ver con su depresión y frustración.Tripular una nave (espacial, marítima, aérea, terrestre) es un asunto de gravedad. Implica responsabilidad, sobriedad, templanza, experiencia, pericia,madurez y conciencia de que, quienes van en ella dependen de quien lleva los controles.

Lo anterior viene a comentario porque gobernar un municipio, un estado o un país requiere exactamente las mismas cualidades que se exigen para conducir o gobernar una nave. Al igual que los ocupantes de un autobús, un vehículo, un avión, un barco, los ciudadanos formamos parte de esa “nave” que tripula el gobernante;quien no debe sujetar la conducción o el destino según su estado de ánimo.

Si Andrés López sigue empecinado en reventar el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá,estaría haciendo lo mismo que Andreas Lubitz; porque llevaría a la economía de nuestro país a sufrir graves, enormes y dolorosas consecuencias económicas, que pagaremos todos con nuestros impuestos, las empresas exportadoras (Estados Unidos compra el 82 por ciento de nuestros productos) y los trabajadores mexicanos: unos directamente, y los demás en forma indirecta. Reventar el tratado, por un delirio patriotero, por una obsesión ideológica trasnochada,equivaldría a poner en grado de desplome en picada a la economía mexicana. Solo el comercio con los estadunidenses produce un poco más del 48 por ciento del PIB. En el último año, exportamos 430 mil millones de dólares a Estados Unidos y 14 mil a Canadá. El tratado nos dio la oportunidad de dejar de ser mono exportadores, para ser multi exportadores. Presintiendo el desastre, empresarios mexicanos, desde hace tres años, ya comenzarona invertir en España, creando 500 empresas que generan 30 mil empleos.

No es verdad que esté en riesgo la soberanía. Eso es una mentira. En el mismo tratado está estipulado que México ejerce su soberanía sobre el petróleo. La disputa comercial ni siquiera toca a éste, sino en el incumplimiento que México hace sobre cuatro artículos del contrato en comento, que tiene que ver sobre la generación de energía eléctrica. Por ello, nuestros socios comerciales están haciendo uso de un mecanismo que se encuentra contemplado en el propio tratado,el cual firmó de conformidad el señor López y que fue aprobado por el Senado. México ha hecho valer este mecanismo anteriormente contra los Estados Unidos en asuntos como el azúcar, el transporte, las escobas, el aguacate y las autopartes automotrices.

No es un asunto de soberanía nacional, sino de delirio y egolatría personal que, de continuar, nos va a costar muy caro a los mexicanos.