/ viernes 23 de abril de 2021

Agua, el gran reto impostergable

Según las autoridades reguladoras del agua en nuestro país, las presas distribuidas en el territorio nacional se encuentran en el mínimo histórico de su capacidad. No ha llovido lo suficiente, según los técnicos hidráulicos.

Por otro lado, en las ciudades es común ver cómo se desperdicia el agua en virtud de una red hidráulica arcaica que se rompe constantemente, dejando escapar miles de litros de este vital líquido.

Los organismos administradores del agua en los municipios están quebrados y poco hacen para dar mantenimiento a dicha red, y mucho menos hay recursos económicos para modernizarla.

En algunos otros lugares, los ciudadanos que viven en asentamientos irregulares donde no llega el vital líquido, es común que se lo “agandallen” mediante el tendido de mangueras que “chupan” de las tuberías principales el agua sin pagarla.

Pero eso no es todo, ya que la industria, sobre todo la de mezclilla, contamina los ríos, arroyos, lagos, lagunas, etcétera, con sus colorantes químicos que impide que sea para el consumo de las personas.

La tala indiscriminada de las selvas y bosques en el país ha permitido que la mancha desértica se agrande por el territorio nacional, haciendo más dramática la situación con la aridez del suelo que hace imposible el cultivo de cualquier plantío.

La sequía además provoca que la ganadería sufra importantes mermas por la falta de pastizales y agua para su consumo, que provoca tristes escenas de animales muertos por la sed y la falta de comida.

¿Hay solución? Claro: El sembrar masivamente el territorio mediante semillas de árboles resistentes y que no requieran gran cantidad de agua, las cuales se pueden arrojar desde el aire en época cercana a las lluvias; el construir presas, las cuales repartan el agua de manera justa a los campesinos y a los ganaderos para su actividad; el combatir férreamente la tala clandestina de los bosques y selvas. Impedir los asentamientos irregulares y resguardar las instalaciones hidráulicas que deberían ser consideradas como estratégicas para que se resguarden y en su caso se reparen de inmediato, sin fugas que generan pérdidas de miles de litros.

Por supuesto que esto será para un futuro, pero se tiene que empezar de inmediato para heredarles a las nuevas generaciones un mejor país y sobre todo para que tengan agua para tomar y los demás servicios para los que se destina.

Según las autoridades reguladoras del agua en nuestro país, las presas distribuidas en el territorio nacional se encuentran en el mínimo histórico de su capacidad. No ha llovido lo suficiente, según los técnicos hidráulicos.

Por otro lado, en las ciudades es común ver cómo se desperdicia el agua en virtud de una red hidráulica arcaica que se rompe constantemente, dejando escapar miles de litros de este vital líquido.

Los organismos administradores del agua en los municipios están quebrados y poco hacen para dar mantenimiento a dicha red, y mucho menos hay recursos económicos para modernizarla.

En algunos otros lugares, los ciudadanos que viven en asentamientos irregulares donde no llega el vital líquido, es común que se lo “agandallen” mediante el tendido de mangueras que “chupan” de las tuberías principales el agua sin pagarla.

Pero eso no es todo, ya que la industria, sobre todo la de mezclilla, contamina los ríos, arroyos, lagos, lagunas, etcétera, con sus colorantes químicos que impide que sea para el consumo de las personas.

La tala indiscriminada de las selvas y bosques en el país ha permitido que la mancha desértica se agrande por el territorio nacional, haciendo más dramática la situación con la aridez del suelo que hace imposible el cultivo de cualquier plantío.

La sequía además provoca que la ganadería sufra importantes mermas por la falta de pastizales y agua para su consumo, que provoca tristes escenas de animales muertos por la sed y la falta de comida.

¿Hay solución? Claro: El sembrar masivamente el territorio mediante semillas de árboles resistentes y que no requieran gran cantidad de agua, las cuales se pueden arrojar desde el aire en época cercana a las lluvias; el construir presas, las cuales repartan el agua de manera justa a los campesinos y a los ganaderos para su actividad; el combatir férreamente la tala clandestina de los bosques y selvas. Impedir los asentamientos irregulares y resguardar las instalaciones hidráulicas que deberían ser consideradas como estratégicas para que se resguarden y en su caso se reparen de inmediato, sin fugas que generan pérdidas de miles de litros.

Por supuesto que esto será para un futuro, pero se tiene que empezar de inmediato para heredarles a las nuevas generaciones un mejor país y sobre todo para que tengan agua para tomar y los demás servicios para los que se destina.