No, hoy no voy a hablar de política respecto de las reformas a la Carta Magna, ni de la violencia extrema en que se encuentra el país, tampoco de las desgracias por fenómenos naturales… No, hoy le rindo homenaje a un ser humano que nació en un pueblito, polvoriento, desconocido (hasta que se publicitó en las entrevistas). Etchohuaquila, en el Estado de Sonora.
Sí, adivinó usted amigo lector, se trata de Don Fernando Valenzuela Anguamea, éste último apellido ignorado casi por todos . Fernando se merece los homenajes que le hagan por haber sido capaz de cruzar el río Bravo con una maleta llena de sueños y metas que logró llevar a cabo, guiado por su descubridor Mike Brito, quien lo llevó a Los Dodgers de Los Ángeles, en los Estados Unidos.
Desde su debut afortunado por la lesión del abridor, Fernando “El Toro” Valenzuela sorprendió con su pitcheo y logró ganar sus primeros 8 juegos en fila, con 5 blanqueadas. Su fuerza para lanzar era de más de 90 millas por hora, según la pistola de Mike Brito.
“El Toro”, como se le conocía, logró ganar en una temporada el premio al Mejor Lanzador CY Young y el de Novato del Año, sin que nadie hasta ahora lo haya logrado. "El Toro" Valenzuela era un tipo frío , serio, con una gran seguridad para lanzar su famosa bola screwball o tirabuzón, haciendo ver mal a los bateadores.
Pero por si eso no fuera suficiente, el gran Fernando Valenzuela logró la fiebre popular llamada Fernando manía en los Estados Unidos. Un mexicano, moreno siendo el máximo ídolo de millones de fanáticos. Al igual, en México nos motivó a quienes no sabíamos nada del béisbol, verlo por la televisión.
Era obligado para los mexicanos suspender actividades para mirar su manera de pitchear. Logró ganar la serie mundial en un duelo clásico entre Dodgers vs. Los Yankees (que se va a repetir este año) Pero aún hay más, logró un juego sin hit ni carrera . Un logro que pocos pitchers lo obtienen.
"El Toro" Valenzuela llevó una conducta seria e intachable, tanto dentro como fuera del campo y es reconocido por su humildad con propios y extraños. Los gabachos le negaron el inducirlo al Salón de la Fama por faltarle algunos puntos (???), sin reconocer que el beisbol se convirtió en un deporte de los más vistos en los años 80- 90 por los hispanos y que los souvenirs se vendían como pan caliente.
La gente corría y bailaba como loca por las calles y en el propio estadio y en el de los rivales. Tampoco le contaron todos sus récords. Infortunadamente el equipo de sus amores también le había negado el honor de que su número que portó en la franela (34) se retirara del campo, en virtud de que solo era para los peloteros que estaban en el Salón de la Fama. Sin embargo el año pasado cambiaron su forma de pensar y lo reconocieron en vida, retirando su número y colocarlo en el sitio de honor del estadio.
Por si fuera poco, "El Toro" también bateaba y logró volarse la barda en muchas ocasiones. Por desgracia, su eficacia y la ambición del manager Tom Lasorda, llevaron a que Fernando se gastara y lesionara continuamente el hombro y brazo al dejarlo en el campo de juego más tiempo, aún y cuando ya iban ganando. Me quedo con todo esto de mis años de juventud y de haber sido testigo de un gran personaje que fue ídolo e inspiración para todos los mexicanos.
Siempre lo recordaré en su lanzamiento mirando al cielo. QEPD. Fernando Valenzuela Anguamea