/ lunes 12 de septiembre de 2022

Actores políticos

¿Los políticos son actores, quienes pretenden, fingen, engañan y simulan? Es posible que se haya desgastado esa figura con el paso del tiempo, el mundo está atento a ello. Y es que hay de políticos a políticos. Unos tienen máscaras o un disfraz que les sirve para extorsionar, otros para esquilmar, muchos para mentir, algunos para pervertir, hurtar, sesgar. De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), los actores políticos son ciudadanos o colectivos que fomentan la participación ciudadana en la vida democrática de nuestro país. Representan la voluntad de la ciudadanía e impulsan sus intereses. El INE está a cargo del registro, regulación y fiscalización de cada uno de ellos. Inclusive hay un sitio específico para tal: http://actores-politicos.ine.mx/

Es muy importante reconocer el poder que tenemos y otorgamos como votantes. Como actores sociales, actores nominales y actores colectivos, ya que de acuerdo a un padrón el sistema funciona e incide un sufragio para que podamos ser gobernados de acuerdo a una democracia. Que, de acuerdo a la opinión de miles de millones de personas está quebrada, o bien, fue un ejercicio milenario de los griegos que hoy en día no conecta con las generaciones venideras. Incluso, nuestro presente político se limita a un puñado de tesis emanadas de un aula de clases en ciencia política, ya que sólo se funden en papel y tinta. Los escenarios se prestan a interpretaciones vagas, hace falta dar un vistazo a las políticas públicas, son un desierto en cada colonia, distrito o sector de indistintas ciudades de nuestro país. No se debe concentrar en la estructura de un movimiento, ni ideología, ni partido político, ni asociaciones políticas, ni en los estatutos, ni siquiera en las leyes o Constitución. Sólo hace falta sentido común y raciocinio, por no decir instinto de conservación.

La alternancia en México no ha surtido el efecto benevolente, pero sí mediático. Ya que ha mermado en la saturación de información y entidades informáticas, medios de comunicación masivos y personalidades de la economía, cultura, arte y medio ambiente. La reingeniería o tendencias en el arte de gobernar se han hecho a un lado, para anticipar viejas usanzas ancestrales. Contra quién peleamos para trabajar y llevar sustento a nuestra familia y hogar, por ello, necesitamos mejores actores políticos. La invitación a ser individuos sanos de psique y soma es vital, a fraternizar.

Como mínima tarea civil, observamos, escuchamos y sentimos las noticias para poder captar cómo y en qué lugar vivimos. Sólo quizá nosotros desde el interior, somos los espectadores que detrás de bambalinas nos vulneran esos actores y actrices que se desviven por la política.

¿Los políticos son actores, quienes pretenden, fingen, engañan y simulan? Es posible que se haya desgastado esa figura con el paso del tiempo, el mundo está atento a ello. Y es que hay de políticos a políticos. Unos tienen máscaras o un disfraz que les sirve para extorsionar, otros para esquilmar, muchos para mentir, algunos para pervertir, hurtar, sesgar. De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), los actores políticos son ciudadanos o colectivos que fomentan la participación ciudadana en la vida democrática de nuestro país. Representan la voluntad de la ciudadanía e impulsan sus intereses. El INE está a cargo del registro, regulación y fiscalización de cada uno de ellos. Inclusive hay un sitio específico para tal: http://actores-politicos.ine.mx/

Es muy importante reconocer el poder que tenemos y otorgamos como votantes. Como actores sociales, actores nominales y actores colectivos, ya que de acuerdo a un padrón el sistema funciona e incide un sufragio para que podamos ser gobernados de acuerdo a una democracia. Que, de acuerdo a la opinión de miles de millones de personas está quebrada, o bien, fue un ejercicio milenario de los griegos que hoy en día no conecta con las generaciones venideras. Incluso, nuestro presente político se limita a un puñado de tesis emanadas de un aula de clases en ciencia política, ya que sólo se funden en papel y tinta. Los escenarios se prestan a interpretaciones vagas, hace falta dar un vistazo a las políticas públicas, son un desierto en cada colonia, distrito o sector de indistintas ciudades de nuestro país. No se debe concentrar en la estructura de un movimiento, ni ideología, ni partido político, ni asociaciones políticas, ni en los estatutos, ni siquiera en las leyes o Constitución. Sólo hace falta sentido común y raciocinio, por no decir instinto de conservación.

La alternancia en México no ha surtido el efecto benevolente, pero sí mediático. Ya que ha mermado en la saturación de información y entidades informáticas, medios de comunicación masivos y personalidades de la economía, cultura, arte y medio ambiente. La reingeniería o tendencias en el arte de gobernar se han hecho a un lado, para anticipar viejas usanzas ancestrales. Contra quién peleamos para trabajar y llevar sustento a nuestra familia y hogar, por ello, necesitamos mejores actores políticos. La invitación a ser individuos sanos de psique y soma es vital, a fraternizar.

Como mínima tarea civil, observamos, escuchamos y sentimos las noticias para poder captar cómo y en qué lugar vivimos. Sólo quizá nosotros desde el interior, somos los espectadores que detrás de bambalinas nos vulneran esos actores y actrices que se desviven por la política.