/ jueves 12 de agosto de 2021

A cinco siglos de nuestro mestizaje

Hace 502 años los mexicas fueron derrotados por aproximadamente 60 mil indígenas (texcocanos, tlaxcaltecas, huejotzincas, totonacas y xochimilcas, que vieron en los castellanos la oportunidad de librarse del dominio de aquéllos) más 900 mercenarios súbditos del imperio de Castilla y Aragón. Después de tres meses de asedio, los defensores (125 mil guerreros aztecas comandados por el huey tlatoani Cuauhtemozin) de Tenochtitlan son derrotados por quienes han sido vasallos, tributarios y esclavos de la Triple Alianza (Tacuba, Texcoco y Tlatelolco); y que sentían un rencor profundo contra el imperio que, durante dos siglos, les esquilmó patrimonio y arrebató vidas de hombres y mujeres (sacrificios).

No existía ni México, ni los mexicanos.

La visión que en los libros de texto gratuito nos han hecho creer es una historia totalmente diferente a la realidad. En el “Lienzo de Tlaxcala” podemos ver, en más de 80 escenas, el orgullo de los tlaxcaltecas por haber derrotado, por fin, a la nación que los esclavizaba, entre otras cosas. Aún los propios aliados, como los texcocanos, le voltearon bandera a los mexicas y se unieron al ejército comandado por los españoles.

La habilidad política de Cortés fue haber entendido el rencor y odio que estos pueblos tenían y amalgamar sus fuerzas y dirigirlas militarmente contra un solo objetivo (por ejemplo, fueron miles de huejotzincas y tlaxcaltecas quienes cortaron los árboles y elaboraron las piezas que cargaron desde Tlaxcala hasta Texcoco para armar, en astilleros, los 13 bergantines con los que Cortés sitio puso a Tenochtitlan; así como dos mil canoas que los xochimilcas pusieron al servicio del ejército de indígena-español).

No hay traidores a México, puesto que este país y nación no existían (lo que había era una serie de etnias, “naciones”, con distintas lenguas y costumbres que luchaban entre sí). Es el mestizaje la fuente y el crisol de la nación mexicana. La mayoría de los españoles y las españolas que llegaron a Mesoamérica, aquí se quedaron. Aquí tuvieron sus hijos (mestizos) y ellos son nuestros ancestros.

Nuestras costumbres, comidas, música, folclor e idiosincrasia son una amalgama de las culturas indígenas con las europeas y asiáticas que se fueron fundiendo durante tres siglos (Virreinato). Debemos sentirnos orgullosos de nuestro pasado. Fernando Escalante Gonzalbo escribió el miércoles de esta semana, en Milenio: “. . . habría que decir que nuestros antepasados eran aztecas, y mayas y tepehuanes, también aragoneses y castellanos, vándalos, romanos y fenicios. Todos igual de milenarios ”.

En fin, nuestro mestizaje es el crisol de la mexicanidad. En la Plaza de las tres culturas, en Tlatelolco, la placa conmemorativa dice: “El 13 de agosto de 1521 heroicamente defendido por Cuauhtémoc, cayó Tlatelolco en el poder de Hernán Cortés. No fue triunfo ni derrota, fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo, que es el México de hoy. "


Hace 502 años los mexicas fueron derrotados por aproximadamente 60 mil indígenas (texcocanos, tlaxcaltecas, huejotzincas, totonacas y xochimilcas, que vieron en los castellanos la oportunidad de librarse del dominio de aquéllos) más 900 mercenarios súbditos del imperio de Castilla y Aragón. Después de tres meses de asedio, los defensores (125 mil guerreros aztecas comandados por el huey tlatoani Cuauhtemozin) de Tenochtitlan son derrotados por quienes han sido vasallos, tributarios y esclavos de la Triple Alianza (Tacuba, Texcoco y Tlatelolco); y que sentían un rencor profundo contra el imperio que, durante dos siglos, les esquilmó patrimonio y arrebató vidas de hombres y mujeres (sacrificios).

No existía ni México, ni los mexicanos.

La visión que en los libros de texto gratuito nos han hecho creer es una historia totalmente diferente a la realidad. En el “Lienzo de Tlaxcala” podemos ver, en más de 80 escenas, el orgullo de los tlaxcaltecas por haber derrotado, por fin, a la nación que los esclavizaba, entre otras cosas. Aún los propios aliados, como los texcocanos, le voltearon bandera a los mexicas y se unieron al ejército comandado por los españoles.

La habilidad política de Cortés fue haber entendido el rencor y odio que estos pueblos tenían y amalgamar sus fuerzas y dirigirlas militarmente contra un solo objetivo (por ejemplo, fueron miles de huejotzincas y tlaxcaltecas quienes cortaron los árboles y elaboraron las piezas que cargaron desde Tlaxcala hasta Texcoco para armar, en astilleros, los 13 bergantines con los que Cortés sitio puso a Tenochtitlan; así como dos mil canoas que los xochimilcas pusieron al servicio del ejército de indígena-español).

No hay traidores a México, puesto que este país y nación no existían (lo que había era una serie de etnias, “naciones”, con distintas lenguas y costumbres que luchaban entre sí). Es el mestizaje la fuente y el crisol de la nación mexicana. La mayoría de los españoles y las españolas que llegaron a Mesoamérica, aquí se quedaron. Aquí tuvieron sus hijos (mestizos) y ellos son nuestros ancestros.

Nuestras costumbres, comidas, música, folclor e idiosincrasia son una amalgama de las culturas indígenas con las europeas y asiáticas que se fueron fundiendo durante tres siglos (Virreinato). Debemos sentirnos orgullosos de nuestro pasado. Fernando Escalante Gonzalbo escribió el miércoles de esta semana, en Milenio: “. . . habría que decir que nuestros antepasados eran aztecas, y mayas y tepehuanes, también aragoneses y castellanos, vándalos, romanos y fenicios. Todos igual de milenarios ”.

En fin, nuestro mestizaje es el crisol de la mexicanidad. En la Plaza de las tres culturas, en Tlatelolco, la placa conmemorativa dice: “El 13 de agosto de 1521 heroicamente defendido por Cuauhtémoc, cayó Tlatelolco en el poder de Hernán Cortés. No fue triunfo ni derrota, fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo, que es el México de hoy. "